"Leonora", de Elena Poniatowska
Editorial Planeta |
Su protagonista es una joven perteneciente a una familia burguesa británica que desde niña demuestra un gran temperamento y talento artístico.
Leonora siente un gran amor por los caballos y ella misma se comporta a veces como una yegua rebelde a quien le cuesta acatar las órdenes establecidas en su hogar; en especial las de Harold Carrington, su padre. A lomos de Winkie, su yegua, disfruta de libertad. No quiere hacer lo que todo el mundo hace.
Debido a su carácter, los padres deciden enviar a Leonora a un convento para educarla. Su conducta excéntrica como era de esperar sorprende a las monjas. Vive ausente y finalmente es expulsada. Comienza otra estancia académica en una escuela para aristócratas de Florencia y allí la enseñan a comportarse en sociedad además de practicar equitación y esgrima. La emoción que experimenta Leonora al contemplar las obras de maestros de la pintura en museos y galerías como la de los Uffizi va increscendo.
Sin embargo, esta escuela no será la definitiva. Proseguirá en París sus estudios hasta que de nuevo el infringir las normas lleva a que su madre, Maurie, la vaya a recoger y hagan un viaje cultural por Francia e Italia. A su regreso a Hazelwood, su hogar, Leonora intenta convencer a sus padres de que le permitan estudiar pintura en Londres, en vez de casarse con alguien de su posición.
El desafío es constante y finalmente se le permite asistir a la Escuela de Arte de Chelsea. Leonora no pierde una sola clase demostrando su talento innato y confiesa a su madre que mientras más libre se siente, mejor pinta. El libro sobre surrealismo que su madre le regala en cuya portada hay una obra de Max Ernst, será crucial. Se trata de "Dos niños amenazados por un ruiseñor" (1924) hoy expuesto en el MOMA de Nueva York. Con emoción responde a su madre:
Nunca sabrás el regalo que me has hecho. Algún día veré el mundo tal y como Ernst lo pintó.
Leonora recibe las fuentes del saber de amistades como Úrsula que la hace descubrir al escritor y filósofo alemán Novalis y el poema "El puente de Mirabeau" de Apollinaire, "La interpretación de lo sueños" de Freud y Hegel. Será en casa de su amiga Úrsula y su marido húngaro, Ernest Goldfinger, donde conocerá a Max Ernst quien se enamora de ella en cuanto la ve. La diferencia de 26 años o el matrimonio del artista con Marie Berthe, la mujer con la que lleva casado 10 años, no supone un obstáculo para que ambos inicien una relación de amor apasionado liberando las pesadillas de la infancia en sus obras con el arma más poderosa de este movimiento, la burla. Ernst se convierte para Leonora en Loplop (pájaro superior) y ella en la femme enfant, la mujer niña que a través de su ingenuidad entra en contacto directo con el inconsciente. La vida social tan intensa de los surrealistas hace que la joven conozca a André Breton, quien la encuentra adorable, a Salvador Dalí, Picasso, Marcel Duchamp, Óscar Domínguez y Peggy Guggenheim, la mecenas del arte.
Se instalan en St. Martin d Árdèche hasta que la Segunda Guerra Mundial rompe su unión, cuando el artista es llevado a un campo de concentración. A partir de este momento, sus caminos se distancian aunque Leonora trata por todos los medios de conseguir el visado de Ernst en Madrid. Su salud mental se ve afectada y Leonora es ingresada en un hospital psiquiátrico de Santander donde se le suministra Cardiazol que le provoca algo parecido a un ataque de epilepsia, además de obligar a obedecer y facilitar la renuncia.
"The horses of Lord Candlestick" (Leonora Carrington) |
A finales de 1940 le dan el alta y regresa a Madrid donde la familia tiene planes para ingresarla de nuevo en un sanatorio, hecho que logra evitar al acudir a la embajada de México en Lisboa y pedir ayuda. Allí conoce a Renato Leduc, hombre con el que compartirá su vida y le dará estabilidad unos años en los destinos en los que residen, primero en Manhattan donde el reencuentro con Peggy Guggenheim le brinda la oportunidad de exponer en Nueva York la obra "The horses of Lord Candlestick"; y después en México cuya amistad con Elsie Fulda le abrirá puertas a las Artes y la vida social en la Casa Azul.
Asimismo la amistad de Remedios Varo la lleva al mundo literario de Alejandro Dumas, Julio Verne, Poe, Huxley y Antoine de Saint-Exupéry (El tiempo que invertiste en tu rosa, hace que tu rosa sea tan importante). Ella misma escribirá "Memorias de Abajo" en 1943 sobre su experiencia internada en el hospital psiquiátrico de Santander.
"La Giganta" |
Leonora pinta sin parar y en 1957 su segunda muestra en la galería de Antonio Souza atrae a nuevos admiradores como María Félix y Juan Rulfo. La artista plasma su mundo interior:
La razón debe conocer la razón del corazón y todas las demás razones
Leonora se acerca a la meditación en su afán de cumplir su sueño de ser persona. Conoce al argentino Alejandro Jodorowsky quien le lee el tarot. La casa de Leonora se convierte en la de los presagios. La muerte de su amiga Remedios la lleva a un estado de delirio que sólo la relación con el cirujano Álvaro Luppi logra mitigar. Él es pragmático y ella sigue su instinto.
Los hijos de Leonora eligen estudios de Medicina y Antropología. Gaby finalmente quiere dedicarse a escribir porque "escribir es escapar de la vida ordinaria y uno siempre escribe para otro". Los hermanos se hacen activistas y Leonora teme por ellos tras la entrada del ejército en la Universidad el 18 de septiembre de 1968. Se mudan a Nueva York cerca de la librería de Kristine Mann donde su deseo de aprender cautivará al propietario. Sobre todo Leonora lee temática de psicología y esoterismo. Su esperanza está en la exposición de los surrealistas en la galería Byron.
En 1979 muere su madre, Maurie, y a Leonora le asaltan los remordimientos: "¿Por qué no la vi más? ¿Por qué no la acompañé a la hora de su muerte? Murió sola." Un lama tibetano la consuela al ver su honda tristeza y le dice:
La vida es un río, fluye, no hay que aferrarse a nada, todo debe ir con la corriente. De nada sirve asirse a personas o cosas.
El budismo libera a Leonora de su angustia, incluso sigue al Dalai Lama en un viaje a Canadá. Decide regresar a México donde los homenajes a Leonora se multiplican como el de la Universidad Nacional Autónoma (una estudiante le confiesa que se llama como ella por la admiración que su padre siente por la artista). El terremoto de 1985 motiva que Leonora abandone de nuevo México y regrese a EEUU donde retoma sus visitas a la librería de Carl Hoffmann. Entretanto, los cuadros de Leonora suben de valor.
Pasado un tiempo vuelve a México. Una fan llama al timbre de su casa manifestando a la cuidadora su devoción por la artista de quien ha leído casi todas sus obras ("La casa del miedo", "Memorias de Abajo", "El séptimo sello", "La dama oval", "La trompeta acústica"...) y la necesidad de estar cerca de ella y compartir energías. Desde entonces, Josefina (Pepita) se volverá la sombra de Leonora a quien ahora le preocupa qué hay después de la muerte. Se le aparecen las imágenes de unos delfines que le rinden homenaje. Son animales a quien la soledad les mata. Leonora piensa que a ella le sucede lo mismo.
"La creación sólo es posible en la soledad y hay que sumergirse en ella como un delfín"
Pepita le recuerda a Leonora que vive la muerte de los animales porque es como ellos. Afirma que la artista no está destinada a morir.....
Sobre la autora
Elena Poniatowska (19.05.1932)
Elena Poniatowska nació en París en 1932, pero con tan sólo 9 años se trasladó a México, donde se nacionalizó mexicana. Su carrera se inició con el ejercicio del periodismo, disciplina que nunca ha abandonado. Por esta labor se le entregó en 1978 el Premio Nacional de Periodismo en México.
Ha sido nombrada Doctor Honoris Causa por ocho universidades y galardonada con el Premio Nacional de Lingüística y Literatura en 2002.. Entre sus novelas destacan "Lilus Kikus" (1954), "Hasta no verte Jesús mío" (1969"), "La noche de Tlatelolco" (1971), "Querido Diego, te abraza Quiela" (1978), "La Flor de Lis" (1988), "Tinísima" (1992), "La piel del cielo" (2001), "El tren pasa primero" (2007) y "Leonora" (2011).
Ha recibido numerosos premios. Entre ellos: Alfaguara (2001), Rómulo Gallegos (2007) y Premio Cervantes (2013).
Fuentes consultadas
https://www.leonoracarringtonmuseo.org/
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