El fuego invisible, Javier Sierra

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Acabo de finalizar la lectura de "El fuego invisible" de Javier Sierra y tengo que confesar que, como me ocurrió en anteriores libros, entre ellos, "El maestro del Prado", con el que experimenté una profunda conexión con el mundo del arte y sus símbolos ocultos, he vuelto a sentir la misma vorágine de emociones con esta novela, ganadora del Premio Planeta 2017.

El autor, en su inicio, cita unas palabras de la escritora Doris Lessing (Irán, 1919-Londres, 2013) de su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2007, en las que se refiere a los contadores de historias, adentrándonos en su mágico mundo de inspiración. 



Ellos nos llevan atrás y más atrás en el tiempo, a un claro del bosque donde crepita un gran fuego y los viejos chamanes cantan y danzan; el patrimonio de nuestros relatos surge del fuego, la magia y el mundo de los espíritus. Y ahí es donde aún se conserva. Pregunta a cualquier narrador contemporáneo y te dirá que siempre hay un momento en el que es tocado por el fuego, con eso que llamamos inspiración, y eso va atrás y más atrás hasta el origen de nuestra especie, a los grandes vientos que nos dieron forma a nosotros y al mundo.

El protagonista de "El fuego invisible" es David Salas, un joven profesor de lingüística del Trinity College en Dublín que, impulsado por la insistencia de su madre, viajará a Madrid para visitar a una querida amiga de la familia, la escritora Victoria Goodman.
Esta circunstancia hará que David Salas recuerde momentos de su infancia junto a su abuelo, don José Roca, en los que descubrirá las señales de sus meditadas acciones, como el regalo que le hizo siendo un niño de un volumen de Mark Twain, "El forastero misterioso". ¿De dónde sacan los escritores las ideas? De lo que no hay duda es de que las fuentes literarias e históricas mencionadas por Javier Sierra están documentadas con rigor, logrando que el lector se interese por sus fieles referencias a la esencia de la novela, la búsqueda del grial, asociado a la luz interior y a la creatividad.

Chrétien de Troyes
En este proyecto, David estará acompañado por un grupo de personas integrantes de una Academia, la Montaña Artificial, y conocerá la influencia que su abuelo ejerció en Victoria Goodman a través de la literatura con libros como "El cuento del grial", de Chrétien de Troyes (1180).

¿Mito o realidad? El caso es que el grial es descrito en esta primera novela del trovador medieval como un objeto poderoso, irradiante de luz, ígneo, sanador de enfermedades y que concede la vida eterna como lo hace la buena literatura con el escritor. ¿Pero dónde se encuentra el grial? Chrétien no terminó la novela y otros autores como Robert de Boron, autor de "El mago Merlín", vincularon al grial con el cáliz de Cristo en la Última Cena. 

Victoria Goodman desvela a David en un primer encuentro en su casa que él ha heredado el don de su abuelo quien era capaz de ver lo invisible. Le pide su inestimable colaboración para resolver el enigma. Paula Esteve, historiadora medieval, por la que enseguida se siente atraído el joven profesor, le prevendrá de posibles peligros y de la existencia de voces, llamadas "daimones" en Grecia, origen de las ideas sublimes de un creador verdadero. Le explicará asimismo el significado de pertenecer a la Montaña Artificial que conlleva la interpretación de la Teoría de los Sueños. Es necesario poseer un corazón puro y una mente limpia como Parcival, caballero de la Mesa Redonda del rey Arturo (nombre asignado por Victoria Goodman a David). 


Crismón puerta N. iglesia San Pedro El Viejo
Paula comparte con David todos los progresos de la escritora relacionados con el grial. Le situará en los Pirineos españoles, en la iglesia de San Pedro el Viejo (Huesca), el primer gran recinto construido para proteger el grial (1117) al que le seguirán otros análisis comparativos como el del ábside de Santa Mª de Tahull (1123).

Tras una serie de dudas y revelaciones, tales que afirman que su abuelo había sido el último médium de Ramón del Valle-Inclán, autor de "Luces de Bohemia", e incluso salvar su vida de un inesperado ataque gracias a una oportuna y desconocida voz, David acepta participar en el duelo de textos propuesto por Victoria Goodman y anotar, a modo de fidedigna crónica, el resultado de sus investigaciones. Paula y David emprenden viaje a Barcelona para visitar el Museo Nacional de Arte de Cataluña con el objetivo de acudir a una cita con la doctora en historia, Beatrice Cortil. Esta vez la conversación versará sobre los ábsides de San Pedro de Burgal (1095-1120) y el de Santa Eulalia de Estaón (mediados s. XII).
Ambos jóvenes irán sacando conclusiones y hallazgos que los guiarán a personas singulares como la profesora Alessandra Severini, canalizadora, vidente y experta en ciencias ocultas, con buenas intenciones de ayudarles a descifrar misterios. Al mismo tiempo, Victoria Goodman lo hará con Ches en Jaca (Huesca) y los demás miembros del grupo, Luis y Johny, en Valencia.

Javier Sierra, además de hacer un magnífico recorrido por la historia y el arte, crea una atmósfera fascinante envuelta en sospechas y sombras acechantes que llevan al lector a empatizar con el desbordante entusiasmo de Victoria Goodman e imbuirnos de las sabias palabras de don José Roca, dirigiendo nuestros sueños para lograr una vida feliz.


Santa Mª Santa Cruz de la Serós (Huesca)
La idea subyacente del autor en la novela es la evidente manifestación de un poder oculto, de fuerzas opuestas, visibles e invisibles, que combaten para que jamás lo encontremos... o, por el contrario, para que una vez conquistado gocemos de él por toda la eternidad. 
"El fuego invisible" no es solo una magnífica tela de araña en la que se suceden experiencias inefables e inesperadas parcas sino también una muestra de amor donde convergen presencias protectoras y significantes símbolos donde el alma del que sabe interpretarlos vuela en su contemplación. 


Foto: Fundación M. Benlliure
El contacto con lugares especiales activa visiones favoreciendo el tránsito entre mundos. De ello dará testimonio el clásico de las letras españolas, don Miguel de Unamuno
Javier Sierra señala un emplazamiento relevante en el Cementerio de Montjuic en Barcelona, el mausoleo del tenor Francisco Viñas (1863-1933), obra de Mariano Benlliure. El escultor levanta un túmulo con una gran cruz sobre un podio de granito. Tres figuras de bronce retratan al tenor en los tres personajes que interpretó en la famosa ópera de Wagner "Parsífal": Lohengrin, Parsifal (sosteniendo el Santo Cáliz) y Tristán. El compositor la escribió en 1883 y por expreso deseo no se representó hasta 30 años después, el 31 de diciembre de 1913.


La habilidad que posee David de ver la luz de forma natural y conectarse con la fuente de las ideas es semejante a la que Javier Sierra emana en cada una de sus líneas y párrafos haciendo crecer un enorme interés en estudiar al filósofo griego Parménides (maestro de Platón) y acompañarle en la búsqueda de las musas, o bien escuchar a Sócrates en el planteamiento de sus inteligentes y molestas preguntas o simplemente aseverar como decía don José Roca a su nieto que:
Las palabras nunca son fruto del azar. Todas tienen un pasado, una especie de genética que las dilata
Las constantes reflexiones del autor nos abren nuevos horizontes ¿Y si la muerte no fuera el fin? ¿Y si cada fin fuera al tiempo el principio de algo nuevo? ¿Es posible emerger de una dimensión espiritual?

Invito encarecidamente desde este blog a leer esta apasionante novela que me ha transportado, entre otros lugares, a Barcelona y al mágico camposanto de Montjuic donde reposan los restos de mis abuelos paternos, Luis Jiménez-Pajarero Sánchez (Alcalá de los Gazules, 1895-Barcelona, 1956) y Caridad Sánchez Méndez (Aranjuez, 1910-Barcelona, 1990).

"El fuego invisible" ha grabado en mi piel, cual tatuaje con el símbolo del 8, un hondo anhelo de escribir, escribir y escribir. Dice su autor:
La palabra es la llave para acceder al alma del mundo. Y los escritores somos los chamanes que velamos por ella
En Arrecife de Lanzarote, hoy 28 de agosto 2019, día de San Agustín (354-430)

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