Siddhartha

Acabo de terminar de leer un libro que me recomendó Cristina Banzo, mi tutora del taller de escritura creativa de Carmen Posadas realizado entre los meses de julio y octubre de este año 2010.
Se trata de Siddhartha de Hermann Hesse (Calw, 1877-Montagnola,1962). Autor que obtuvo el Premio Nobel en 1946.

La novela nos relata la experiencia que tuvo el escritor en La India a través de su protagonista, Siddhartha, el hijo de un brahmán, quien ya desde la infancia destaca por su inteligencia, deseos de aprender y su férrea voluntad.  Con dotes en el arte de la contemplación y ensimismamiento. Todos le admiran y anhelan ser como él. Pero Siddhartha no se siente satisfecho con su yo y su objetivo es quedarse vacío de sueños, alegría y penas para abrirse al milagro de andar por diversos caminos. Así abandona al samana (sabio profesor) y con su amigo Govinda busca a Gotama, el buda, reflejo de luz y paz.

El mundo es una perfecta cadena de causas y efectos, nunca se interrumpe. Siddhartha se da cuenta de que huía de sí mismo, aislándose de los demás. Desde ese momento capta una nueva visión del mundo curioso y enigmático, en el que percibe su amplia gama de colores. Se ha convertido en un hombre y se pone en camino hacia sí mismo. Sus ojos ven más de cerca, observan y comprenden.

Con la ayuda de un barquero, Vasudeva, llegará a la otra orilla del río y tras descubrir el amor con Kamala, a la que se presenta como alguien que sabe "pensar, escuchar y ayunar", conocerá a un mercader, Kamaswami, con el que entablará una relación de tabajo. Siddhartha se entrega a una vida de placeres y de "sansara" hasta que un sueño en el que un pájaro cantor muere le impulsa a marcharse. Entonces  no sabe que Kamala está esperando un hijo suyo.

Volverá a encontrarse con el mismo barquero que le ayudó a cruzar el río cuando era joven y también con su amigo monje Govinda. Ahora Siddhartha se siente como un niño habiendo muerto la figura libertina y codiciosa. Se queda con Vasudeva quien como él considera al río sagrado y no una dificultad en el avance. Años después enferma Gotama, el buda cuyo rostro todos quieren ver antes de fallecer. Entre los que acuden está Kamala acompañada de su hijo, la cual es mordida por una serpiente. Es auxiliada por el barquero y Siddhartha; nada pueden hacer por salvarla. Comienza una nueva etapa en la que Siddhartha desea cuidar de su hijo pero éste criado en un mundo totalmente diferente, de caprichos y comodidades, termina por huir y Siddhartha comprende que no debía atarse a él.

Vasudeva finalmente al percibir en los ojos de Siddhartha el brillo y la serenidad comprende que está cerca de la perfección, su yo se había fundido con la Unidad, y se aleja a los bosques.
Siddhartha, en una última conversación con su amigo Govinda, le explicará que de quien más había aprendido era del río y del anterior barquero, un hombre simple, un santo. Una de sus enseñanzas era que 
el saber puede comunicarse pero la sabiduría no
Hay que amar al mundo tal y como es; no inventarse otros. De nuevo la sonrisa de Siddhartha le hará recordar a Govinda todo lo que en su vida había considerado valioso y sagrado.

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"Para mi la escritura es un camino espiritual" (Rosa Montero) "Viviendo rodeados de señales, nosotros mismos somos un sistema de señales"(José Saramago) "Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos" (Ortega y Gasset) "Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer esta diferencia" (Epicteto) "La ingratitud es el precio al favor inmerecido" (Ignacio Manuel Altamirano) "Se viaja para contemplar con los propios ojos la ciudad apetecida y saborear en la realidad el encanto de lo soñado" (Marcel Proust) "Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo"

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