"La memoria vegetal", de Umberto Eco

Umberto Eco (1932-2016) reflexiona en "La memoria vegetal"  sobre la bibliofilia, histórica, locos literarios, heterotopías y falsificaciones. Se trata de un ensayo publicado por Lumen en el que el escritor introduce una conferencia pronunciada en Milán el 23 de noviembre de 1991. En ella hablaba sobre las dos funciones de la memoria: la primera, la de retener en el recuerdo los datos de nuestra experiencia previa y la otra relativa a su filtro, es decir, dejar caer algunos y conservar otros. Esta memoria selectiva, esencial para sobrevivir como individuos, funciona también a nivel social y asegura la permanencia de las comunidades.  

Con la invención de la escritura fue naciendo poco a poco el tercer tipo de memoria, la llamada “vegetal” porque, aunque el pergamino estuviera hecho con piel de animales, vegetal era el papiro y, con la llegada del papel (desde el siglo XII), se producen libros con trapos de lino, cáñamo y tela; y, por último, la etimología tanto de biblos como de liber remite a la corteza del árbol. (pág. 17).  

La lectura -asevera Umberto Eco- se convierte en un diálogo con alguien que no está delante de nosotros, que quizá murió hace siglos, y que está presente solo como escritura. Además, el libro se convierte en símbolo de la verdad que custodia. Se puede dudar de nuestra memoria animal pero no de la vegetal. “Está escrito aquí”.

“El libro es un seguro de vida, un pequeño anticipo de inmortalidad” (pág. 19)

El problema es, más bien, incluso para los libros, la abundancia, la dificultad de su elección, el peligro de no lograr ya discriminar. Se cuestiona cómo educarnos para elegir. Por ejemplo, preguntándonos si los libros que hemos leído deseamos conservarlos tras su lectura. De no ser así quizá deberíamos revisar nuestros criterios de selección. El escritor explica el significado de bibliófilo como alguien que colecciona libros también por la belleza de su composición tipográfica, de su papel o de su encuadernación; se trata de un gran amor por los libros, pero no necesariamente por su contenido. Sin embargo, el bibliómano conserva secretamente el ejemplar para sí mismo, sin mostrarlo jamás para evitar un posible robo.

Umberto Eco se sincera con respecto a su temprana afición literaria que le llevó a apreciar la pequeña edición con miniaturas de las “Très Riches Heures du duc de Berry”, una vía que le acercó a la Edad Media. Otro autor admirado es Athanasius Kircher (1602-1680), definido hoy en día como el padre de la egiptología y al que se le debe la idea de que con la ciencia y la técnica se puede soñar.

En la parte de locos literarios y científicos, el escritor se refiere a la lectura de los catálogos como una manera de descubrir presencias inesperadas. Por otro lado, reconoce la existencia de muchos locos literarios. Entre ellos inventores de lenguas universales, profetas, visionarios, nuevos mesías, etc. Asimismo, Umberto Eco manifiesta que algunos locos literarios en la actualidad considerados grandísimos fueron en su tiempo tachados de dementes y sus obras menospreciadas. Es el caso de Melville con Moby Dick (1851), Flaubert con Madame Bovary (1856) y George Orwell con Rebelión en la granja (1945). En cuanto a la música, de Bach se argumentaba que sus composiciones carecían de belleza, armonía y claridad. Respecto a las artes, se tildaba en 1907 a Les Demoiselles d’Avignon de Picasso como la obra de un loco.

 “La memoria vegetal” finaliza con Heterotopías y Falsificaciones. Uno de sus apartados corresponde con un monólogo interior de un e-book que me parece genial. Se imagina, en el caso de un libro tradicional de papel, que debe ser un infierno llevar un texto terrible impreso y tampoco sabe si un libro que posee subrayados y anotaciones al margen piensa con mayor intensidad. Se queja además del usuario que pasa de un texto a otro, de los innumerables que aloja, sin darle tiempo para acostumbrarse….

Sobre Umberto Eco

               Umberto Eco

La obra de Umberto Eco (1932-2016) ha sido fundamental para entender la historia del siglo XX y de nuestros días. Durante mucho tiempo se dedicó a la docencia universitaria, y sus ensayos son textos de consulta obligada en las universidades de todo el mundo. Entre los más importantes publicados en castellano figuran: Obra abierta, Apocalípticos e integrados, La estructura ausente, Tratado de semiótica general, Lector in fabula, Semiótica y filosofía del lenguaje, Los límites de la interpretación, Las poéticas de Joyce, Segundo diario mínimo, El superhéroe de masas, Seis paseos por los bosques narrativos, Arte y belleza en la estética medieval, Sobre literatura, Historia de la belleza, Historia de la fealdad, A paso de cangrejo, Decir casi lo mismo, Confesiones de un joven novelista y Construir al enemigo.

Hace más de 30 años hizo su entrada triunfal en el mundo de la ficción con “El nombre de la rosa” (1980). A este primer éxito siguieron “El péndulo de Foucault”, “La isla del día de antes”, “Baudolino”, “La misteriosa llama de la reina Loana”, “El cementerio de Praga” y “Número 0”.

Tras su muerte, el 19 de febrero de 2016, Lumen ha publicado sus libros inéditos “De la estupidez a la locura” (obra póstuma que el autor había entregado a imprenta pocos días antes), “A hombros de gigantes” y “La memoria vegetal”, además de algunos textos inéditos contenidos en “Contra el fascismo”, “Migración e intolerancia” y “Cómo viajar con un salmón”.



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