"La sirena de Famara"


La novela "La sirena de Famara" está estructurada en 3 partes. La primera refleja los sentimientos de esperanza e ilusión por un futuro alejado de las rutinas que implica quedarse en la isla. Este hecho es el detonante de la huida de Dora a la inmensidad del océano al confesarle su amor Jonay durante una fiesta organizada por él en la playa. En el momento en el que presiente que está frente a la puerta de la muerte aparecerá la barca pequeña de Juan que la reanimará con su voz dulce llamándola “sirena de ojos violetas”.
Se describe una mágica relación que se inicia desde el día que Dora se acerca a los Noruegos para agradecerle a Juan su oportuna acción. Se convierte en el pescador de sueños en un verano en el que Dora descubrirá su pasión por él pero también dudas ante un desconocido pasado que la atormenta por el miedo a que desaparezca o exista otra mujer.
Se produce una transformación en la actitud de Dora utilizando engaños e incluso culpabilizando a sus amigos de sus propias irresponsabilidades. Se enfrentará a su madre, quien desaprueba este proceder y desconfía de los foráneos, pero finalmente accederá a una boda que no se celebrará porque un simple mensaje de móvil comunicará a Dora que se ha marchado por su bien. La visita a una vidente le confirmará que está embarazada.
En la segunda parte se nos presenta una madurez en los personajes. Dora y Jonay se han casado; su vida gira en torno al cuidado de su hijo Tana, el trabajo y el ocio repartido en el gimnasio y el hogar. Con 26 años Dora lleva la existencia de la que precisamente había querido evadirse y además con una losa económica en el supermercado de su madre amenazado con un inminente embargo. Cande ya no es la muchacha tranquila e indecisa de antes sino una mujer que ha realizado estudios superiores; ha cambiado a un estilo atrevido y Jonay a un físico atlético.
Dora no ha podido olvidar a Juan y aunque reconoce que Jonay le ha proporcionado estabilidad sabe que su amor no es comparable. La nostalgia la invade escuchando la música de tangos de Astor Piazzola, testigo de sus primeros momentos felices con Juan. A pesar de haber consultado innumerables páginas de búsqueda de desaparecidos y participado en chats no ha encontrado ninguna señal hasta que un día recibe una respuesta de quien cree es Juan. Este hecho motivará un distanciamiento evidente de Jonay y una ilusión por hablar cada noche, mientras su marido está en el gimnasio, con su pescador de sueños. Se suceden los correos electrónicos y con ellos una vez más los recuerdos inexplicables de su inesperada marcha hasta incluso la propuesta de volver a intentar una nueva relación ante la confesión de Dora de no estar enamorada de su marido.
Cande comprueba que está embarazada y oculta a Dora quién es el verdadero padre nombrando a otro hombre del pueblo al que ambas conocen. Entretanto los mensajes de Juan ejercen cada vez más presión en Dora incitándola a viajar a Tenerife y pasar una noche con él. Una tentación que es percibida por su propio hijo, Tana, el niño de ojos grises.
La noticia del embarazo de Cande preocupa a Dora y se la comenta a Jonay. No podía imaginar que él era el padre, la persona que acudía a su mejor amiga cuando ella misma no le daba el cariño  que él precisaba. La eterna segundona que había estado siempre enamorada de él. Sin embargo esta confesión originará un intento de suicidio por parte de Cande al sentirse totalmente rechazada por Jonay que ve peligrar seriamente su matrimonio. Despechada, Cande, le desvela la comunicación que su mujer mantiene con Juan desde hace un tiempo y cómo estaba dispuesta a abandonarlo. Jonay llega a su casa y al comprobar las mentiras de Dora la abofetea mostrando un lado violento que nunca antes había manifestado. Dora descubrirá que Cande se había hecho pasar por Juan para ponerla a prueba y confesar que no quería realmente a Jonay.
En la tercera parte  “El tritón”  el autor nos sitúa justamente en el momento más feliz de la vida de Dora, el día de su boda con Juan. El fotógrafo está en casa de la novia y antes de salir a la iglesia le hace unas fotos con sus amigos. Dora le pide un favor a Jonay y es que vaya a recoger a Juan a “los Noruegos”; sin embargo Jonay lo rehúsa explicando que necesitaba comprar una corbata para tal ocasión. En el siguiente capítulo, a modo de cuento, sabremos realmente qué pasó con Juan y porqué desapareció.
Dora decide abandonar  la isla y, sin rumbo definido, se marcha con su hijo, vende la propiedad que Juan le había dejado a su nombre para que su madre pague la hipoteca y pueda vivir holgadamente unos años. Una nueva vida les espera alejados de las mentiras, de los desengaños, del dolor. Ahora su objetivo es ir en busca del amanecer, seguir adelante y este mensaje es el que seguro su padre habría también pronunciado:
“Valiente no es el que no tiene miedo, valiente es el que lo siente pero a pesar de eso sigue adelante”.

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"Para mi la escritura es un camino espiritual" (Rosa Montero) "Viviendo rodeados de señales, nosotros mismos somos un sistema de señales"(José Saramago) "Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos" (Ortega y Gasset) "Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer esta diferencia" (Epicteto) "La ingratitud es el precio al favor inmerecido" (Ignacio Manuel Altamirano) "Se viaja para contemplar con los propios ojos la ciudad apetecida y saborear en la realidad el encanto de lo soñado" (Marcel Proust) "Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo"

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