Un paseo de 9 meses

En Madrid - 1997
Ha llegado el plazo, madre. Nueve meses. Un margen que nos permite estar todavía presente en la tierra antes del viaje definitivo al haz de luz cósmico. Un periodo coincidente con el necesario para gestar una nueva vida. Esta reflexión procede de la novela "El año de la muerte de Ricardo Reis" del escritor portugués José Saramago. Supone un intervalo que nos dirige a afrontar la decisión del destino y posibilita la despedida entrañable de familiares y amigos.
El 3 de diciembre, día de San Francisco Javier, también se cumplen 23 años de mi salida definitiva del hogar en Madrid para residir en la isla de Lanzarote. 
Ahora me acompaña el vaivén de las olas, la cadencia de su ritmo recordándome con suave murmullo que el sueño de aquel apacible domingo se prolonga en la misteriosa naturaleza. La voluntad divina de esa premonitoria tarde elegía la fecha que debía ser la justa. No era entonces el momento de comprenderlo. Se necesitaban los días precisos para descubrir cartas, mensajes e incluso confesiones de inesperadas amigas. 
Y mientras contemplo, en esta noche de sosegada calma, los secretos del ocaso, me parece que las recias palmeras, arrullan una longeva sombra que, mecida por el viento, es elevada a nuestro cielo más puro con una plácida sonrisa.
Tras 9 meses recupero mi imagen en el mundo virtual con un fondo oceánico en el que tantas veces, madre, tu mirada se ha posado.

Lanzarote

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"Para mi la escritura es un camino espiritual" (Rosa Montero) "Viviendo rodeados de señales, nosotros mismos somos un sistema de señales"(José Saramago) "Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos" (Ortega y Gasset) "Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer esta diferencia" (Epicteto) "La ingratitud es el precio al favor inmerecido" (Ignacio Manuel Altamirano) "Se viaja para contemplar con los propios ojos la ciudad apetecida y saborear en la realidad el encanto de lo soñado" (Marcel Proust) "Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo"

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