Aguardando - Pepa González (a su madre)

Me sentaré a esperarte en la roca de aquel lado,
donde las gaviotas devoran las horas soñolientas bajo un sol ardiente.
Me colocaré silenciosa para que el paisaje se mimetice conmigo o mejor,
para que ese conmigo se transforme en paisaje.
Me cubriré con mantas cuando lleguen los fríos y las nubes harán de techumbre,
evitando que mi pensamiento se evapore como espuma de melancolía.
Me calzaré cómodo zapato para evitar caídas innecesarias,
esquivando los charcos de lágrimas vertidas luego de tu partida.
Me agarraré bien a cada lado de ese canto eterno,
y evitaré que toda mi alma se desprenda de su envoltura al intentar encontrarte
y traerte de vuelta.
Me protegeré de los rayos de esa brillante luz levantando mis manos, suplicante,
mostrando al astro rey las palmas desnudas del abandono.
Me alejaré de ventiscas, de tormentas.
Conformaré con todos mis sueños un nido de ansias y de bosquejos de deseos.

Me refugiaré mientras te exilias.
Me quedaré inmóvil mientras te borras.
Me mantendré a la espera mientras te pierdes.

En la costa, junto a aquella playa, en aquel codo de mar.
Allí. Más allá de aquel montículo me guareceré mientras desapareces,
mientras ya
no eres.

2 comentarios:

  1. Un poema lleno de ternura, admiración y devoción por una madre ¡cómo no, añorada! Es bellísimo, Pepa, y haberlo escuchado con tu voz ... emocionante, grabado para siempre en mi recuerdo. Syra

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  2. mil gracias querida amiga. aún no sé cómo pude leerlo y contener lágrimas al mismo tiempo. Gracias como siempre por tu presencia. Van abrazos.

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