"Escribir es vivir", José Luis Sampedro
Editorial Areté |
La sencillez y la humildad están presentes en su cercano discurso igual que su deseo por mostrar al público su oficio del que destaca la capacidad de observación (su ordenador de bolsillo es un bloc en el que anota las ideas que se le ocurren). José Luis Sampedro se sincera reiterando el cariño que ha tenido por sus alumnos a los que ha tratado con amor y provocación, a los que suma la autenticidad.
¿Para qué se escribe? Sampedro afirma que en su caso es pura genética, una necesidad vital, e indiscutiblemente un esfuerzo tremendo. Su novela “Octubre, octubre” le costó 19 años y cuatro versiones diferentes. El esfuerzo es dedicar energías, tiempo, movimientos e iniciativas para hacer o crear algo satisfaciendo una necesidad interior en tanto que el trabajo sería lo mismo, pero con intención de venderlo con afán de lucro. Por otra parte, una vez que nos embarcamos en la escritura, hay que entregarse, sumergirse a fondo, creer y vivir lo que se escribe.
Sampedro se refiere a su infancia en Tánger hasta los 13 años llena de color y la compara con otra época casi medieval en la que vivió en Cihuela (Soria). Culturas diferentes que le enseñaron a respetar la sociodiversidad. Señala que en situaciones de soledad buscó refugio en la literatura y se dio cuenta que cada uno puede hacerse su propio mundo que es distinto del de los demás y no tiene nada que ver con el resto. A lo largo de su vida siempre ha tenido claro lo que NO quería y lo que NO debía, y es a partir de esos rechazos como ha ido llegando a lo que es o cree ser.
Aranjuez fue el paraíso en el que Sampedro residió desde los 13 a los 18 años. Su padre, médico militar, había sido destinado en el Colegio de Huérfanas del Ejército de María Cristina. Esa etapa tendrá gran peso en sus novelas y representa el punto de partida como escritor coincidente con la proclamación de la República que supuso un cambio espectacular en el ámbito cultural y en el terreno de las libertades, de la participación ciudadana, del desarrollo en general.
Una decisión trascendental fue la de estudiar la oposición de oficial de Aduanas con 16 años ante la imposibilidad de cursar la carrera de Filosofía y Letras dada la situación económica. Una oportunidad que no dejó pasar y sería, tras la muerte de su padre, la salvación de su familia y lo que le permitiría en su primer destino en Santander dedicarse a leer, investigar e incluso iniciar su carrera literaria en la revista UNO. Desgraciadamente, cuando más enfebrecido estaba, estalló la Guerra Civil, y a él le sorprendió en Santander, alejado de los suyos. Sin embargo, tuvo la gran suerte de conocer a Don Estanislao de Abarca, quien le educó musicalmente y le estimuló en sus inicios literarios. Una relación entrañable que perduraría hasta su muerte.
El término de la guerra le
alcanzó al joven Sampedro en Huete (Cuenca). Allí lloró amargamente al
descubrir los restos de la escuela y su biblioteca destrozada. En ese lugar
empezó su primera novela “La estatua de Adolfo Espejo” que acabaría en Melilla
al reunirse felizmente toda la familia. A partir de entonces su vocación se
afianza y eligiendo como lema un verso de san Juan de la Cruz “Entremos más
adentro en la espesura”, es decir, en el interior de uno mismo. Este hecho le
hará también ahondar en la personalidad de los demás, encontrando la propia.
La sombra de los días |
Con 25 años el joven escritor se
convierte en el jefe de la familia, al fallecer sus padres y abuela. Al mismo
tiempo frecuenta tertulias y conoce a José María de Cossío, ambiente que
propicia también el encuentro con el poeta Gerardo Diego, el escritor Eugenio D’Ors
o el pintor vasco Ignacio Zuloaga del que recuerda una lección de humildad.
Ante la pregunta de un entrevistador al artista sobre cuáles eran sus preocupaciones
estéticas respondió “Pues trabajar mucho”. (pág.141)
En 1942, al crearse la Facultad
de Ciencias Económicas y Políticas, se matricula compaginándolo con su labor de
funcionario de Aduanas. En 1944 se casa y dos años después nace su hija que
como ocurrirá en un futuro con su nieto, se convierte en algo importante en su
vida. En 1947 se licencia siendo propuesto para impartir una asignatura y
además comienza a trabajar en el Banco Exterior de España.
Sampedro destaca la importancia
de los cuentos y la admiración sentida por 3 escritores: Katherine Mansfield
("Garden Party"), Guy de Maupassant y Antón Chéjov.
Sin lugar a dudas, la novela catalogada -mundo- que tardó más tiempo en escribir fue “Octubre, octubre” (19 años), costumbrista y contextualizada en Madrid. Sampedro señala que es su novela más difícil y con la que se convirtió en escritor conocido entre el público lector tras la publicación con la editorial Alfaguara. Hasta ese momento experimentaba el placer interior de la necesidad vital cumplida, pero con “Octubre, octubre” se añade el placer del reconocimiento a su trabajo de escritor en la sombra desde los años 40 hasta los 80.
Sin dejar de ser economista, el mundo se entera de que es escritor
“La sonrisa etrusca” (1985) está
inspirada en el nacimiento de su nieto Miguel. Una novela popular escrita de un
tirón cuya estructura no reviste complejidad y utilizada en talleres de lectura
para la iniciación de adultos en el fascinante mundo de los libros. Tras la
muerte de su esposa en 1986 y coincidiendo con la jubilación, Sampedro se
consagró a la literatura llenando así ambos vacíos hasta que conoció a Olga Lucas.
- "El acto de creación de una obra está imbricado en la vida del escritor como la raíz de un árbol en la tierra de donde nace" (pág.18)
- "Sin la literatura no podría vivir. No concibo un día sin pensar en ideas literarias, sin tomar notas, sin llevar mi cuadernito, apuntar algo, discutirlo un poco… no, no me lo imagino" (pág. 33)
- "Técnica de la esponja (o ejercicios de libertad) y la antiesponja. Se deja traspasar por la realidad circundante o se aísla para evitar la desviación de su trabajo creativo" (pág.116)
- “El tiempo no es oro, el tiempo es vida. Cuando yo me muera, se acabó mi tiempo” (pág.129).
- “Llaneza, muchacho, y no te encumbres” (maese Pedro de Cervantes)
- “A mí me ha gustado muchísimo dar clases. Lo pasaba muy bien con mis alumnos, los quería muchísimo y ellos también a mí” (pág. 166).
- “Yo creo también en la espiritualidad, en lo inmaterial y en el misterio porque creo en la multidimensionalidad del mundo” (pág.218).
- “Mi propósito con estas lecciones ha sido iluminar y no deslumbrar. Un profesor está para ayudar a ver y no cegar a sus discípulos.” (pág.258)
Sobre el autor
José Luis Sampedro (Barcelona, 1917-Madrid, 2013) pasó su infancia en Tánger y su adolescencia en Aranjuez, ciudades de gran influencia en su obra. Escritor, catedrático de Estructura Económica y miembro de la Real Academia Española. Entre sus novelas cabe destacar “La sonrisa etrusca”, “La vieja sirena”, “Octubre, octubre”, “Real Sitio” y “El amante lesbiano”.
De temática económica “El mercado y la globalización” y “Los mongoles en Bagdad”. Siempre testimonio de su infatigable espíritu de lucha contra la guerra y la injusticia en el mundo.
En 2010 el Consejo de Ministros le otorgó la Orden de las Artes y las Letras de España por “su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo”. En 2011 se le concedió el Premio Nacional de las Letras Españolas.
José Luis Sampedro y Olga Lucas |
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Maravillosa reseña como siempre son las que hace Syra.
ResponderEliminarNo cabe duda de que a cualquiera que la lea le entrarán muchas ganas de leer a este gran escritor.
Enhorabuena Syra.