Los alemanes, de Sergio del Molino

Ed. Alfaguara

A raíz de asistir al encuentro literario con el escritor Sergio del Molino, en el marco de la III edición del Festival de Literatura de Lanzarote", decidí leer "Los alemanes". Tiene además el Premio Alfaguara de novela 2024. 

El autor menciona tres citas al inicio de su obra, de Denis Diderot, Franz Schubert y Hannah Arendt. Transcribo la última, tomada del libro Eichmann en Jerusalén, escrito por la filósofa y periodista:

Únicamente en sentido metafórico uno puede decir que se siente culpable no por lo que uno ha hecho, sino por lo que ha hecho el padre o el pueblo de uno. (Moralmente hablando, casi tan malo es sentirse culpable sin haber hecho nada concreto como sentirse libre de toda culpa cuando se es realmente culpable de algo).

Sergio del Molino explica, en la página 319, que el germen de esta historia nació hace unos cuantos años, cuando adquirió unos documentos antiguos en una librería anticuaria. Entre ellos se encontraban algunos panfletos con discursos de Goebbels y de otros jefes nazis, publicados en España a comienzos de los años cuarenta con el sello del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, que los editaba, aunque estaban datados en Zaragoza. Un amigo historiador le comentó que se trataba probablemente de propaganda destinada a los alemanes del Camerún, lo que acabó convirtiéndose en una fuente de inspiración literaria y de reflexión, ya que conecta con uno de los temas recurrentes de su obra: el desarraigo y la identidad.

El historiador amigo que le puso tras la pista se llama Severiano Delgado, bibliotecario de la Universidad de Salamanca. Por otra parte, el autor menciona a Pablo Bieger, un abogado madrileño que le cedió su interesante archivo, que incluía colecciones de fotos y objetos de su abuelo, traídos en su regreso de Camerún. Aunque al nieto le hubiera gustado escribir la historia de su abuelo y su familia de origen alemán, finalmente ha sido Sergio del Molino quien ha creado esta ficción basada en los hechos siguientes. En la página 11, leemos:

El 2 de mayo de 1916, los vapores Cataluña e Isla de Panay atracaron en el puerto de Cádiz. Transportaban a seiscientos veintisiete alemanes procedentes de la colonia de Camerún, conquistada por los aliados en febrero de ese mismo año, en uno de los episodios menos conocidos y menos comentados de la Gran Guerra. En lugar de rendirse a sus enemigos, los alemanes se entregaron a las autoridades españolas en Guinea. España, como potencia neutral, los acogió como internados. Ya no abandonaron el país y se instalaron, sobre todo y en otras ciudades, en Alcalá de Henares, Pamplona y Zaragoza. Pronto se harían famosos y serían conocidos como los alemanes del Camerún. 

Sergio del Molino sitúa la narración en Zaragoza y nos presenta a una familia constituida por 3 hermanos: Eva, Fede y Gabi, músico renombrado que acaba de fallecer, motivo por el cual se reúnen con ocasión de su entierro. El autor nos descubre los verdaderos sentimientos de cada uno de ellos mediante el uso de la primera persona. De este modo, en el primer capítulo sabemos, a través de los recuerdos de infancia de Fede, que la familia solía ir al cementerio los sábados para limpiar las lápidas. Allí aparece Berta Klein, la mejor amiga de Gabi en el colegio, profesora de Física y residente en Hannover, con quien también coincidían al cumplir la tradición semanal.

Eva es abogada, con un futuro prometedor, y se encuentra en un momento de despegue político;  Fede es profesor de filosofía en la Universidad de Ratisbona. El bienestar económico de la familia procede de su bisabuelo, Hans Schuster, quien se dedicó en Hamburgo al gremio de la charcutería, oficio que heredó su hijo, Juan Schuster, padre de Eva, Fede y Gabi.

El autor de Los alemanes desvela, a través de los diálogos interiores de los protagonistas, confesiones como el escaso apego de los hijos hacia el padre, la sensación de una madre ausente, el amor que Berta sintió por Gabi y el orgullo por su abuelo Oskar, emprendedor y generoso con su comunidad, marcado por los avatares bélicos y superviviente tras regresar a Barcelona en abril de 1954 con los últimos voluntarios de la División Azul. 

En pleno duelo ocurre un hecho que sume en el desconcierto a Eva y Fede: una organización israelí los amenaza con sacar a la luz el pasado familiar, de corazón y carnet nazis. Tanto el ascenso laboral de Eva como la cátedra de Fede se tambalean. A ambos se les enseña una foto del bisabuelo, Hans Schuster, en un equipo de fútbol en Camerún. Eva consulta entonces un libro que tiene en casa sobre la historia de la colonia alemana en Camerún, desde la ocupación de Victoria por Von Bismarck en 1884 hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Justo 30 años. Sin embargo, no se mencionaba la salida de su familia en 1916 ni se narraba el desmoronamiento del sueño africano de aquellos alemanes, que constituía el libro del Génesis de su familia. 

Los datos que manejaban los chantajistas incluían la generosa ayuda de los Schuster a compatriotas arios, financiando la huida de criminales o invitándolos a quedarse con la intención de mantener el Tercer Reich. 

Eva tira del hilo del carrete y asocia la ruina de la fábrica familiar de salchichas con las silenciosas gestiones de su padre en Alemania. Afortunadamente, decidió liquidar la empresa antes de que los inspectores de Hacienda se lanzaran sobre ellos. Ahora intuye el destino del cuantioso desvío de fondos: sus amigos nazis.

Por otra parte, los recuerdos siguen revelando las carencias afectivas y las frecuentes discusiones políticas entre Gabi y su padre. Cuando Juan Schuster se marchaba a Hamburgo, donde afirmaba tener algún negocio, se respiraba paz en el hogar. La madre, a la que Gabi llamaba "joven decadente", cultivaba entonces su afición: interpretar y escuchar la música de Edvard Grieg, en especial las suites de Peer Gynt. Nadie echaba de menos al padre. 

El triunfo de la muerte (Anónimo, 1440-46, Palermo). Fresco
En una cena, Berta explica a Fede el significado del cuadro El triunfo de la muerte que contempló con Gabi en una visita al Palazzo Abatellis en Palermo. La pintura al fresco simboliza una idea central de la cultura medieval, es decir, la muerte es universal, inevitable y no distingue entre ricos y pobres, poderosos y humildes.

Asimismo, le habla de su enfermedad oncológica y cómo su abuelo consideraba al suyo, Juan Schuster, un hombre ingenuo que fue manipulado por los nazis, algo que también Gabi sospechaba.

Finalmente, la noticia sale en la prensa, hecho que supone mencionar a otros miembros de la familia, como a Gabi y su declive musical, a causa del alcohol. Los secretos de los Schuster afloran y Eva toma una decisión. Al fin y al cabo son sus muertos.

Fede también se convierte en punto de mira con palabras de desprecio en Internet. La Universidad lo relega en el último semestre a impartir sólo dos cursos quitándole los de mayor importancia, como los del doctorado. Es consciente de que es una víctima y que le han castigado por nacer en una familia y, sobre todo, por tener una hermana a la que no se ha podido corromper. Ella ha perdido mucho más que él, su futuro. Él, en cambio, el pasado, y un presente que no le gustaba. Una verdadera heroína.

La novela finaliza en el cementerio alemán, lugar que vuelve a reunir a familiares y allegados. En esta ocasión, de Berta. Han pasado dos meses de la ausencia de Gabi y todos recuerdan que a ambos los unía la música como el gusto por Schubert, el compositor de las cosas inacabadas, como inacabada quedó la vida de los dos amigos. Transcribo la siguiente cita de Schubert en su diario:

Nadie comprende el dolor del otro, y nadie comprende la alegría del otro. Siempre pensamos ir hacia el otro, pero lo único que hacemos es pasar unos al lado de otros. Qué padecimiento para quien se da cuenta de esto (página 316)

 

Sobre el autor

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es autor de dos ensayos narrativos cruciales sobre la despoblación y "la idea de país": La España vacía (2016; Alfaguara 2022), con el que ganó el premio al mejor ensayo del Gremio de  libreros y el Premio Cálamo, además de entrar en las listas de mejores libros del año de toda la prensa cultural, y Contra la España vacía (Alfaguara, 2021).

Antes se había alzado con los premios Ojo Crítico y Tigre Juan con La hora violeta (2013; Alfaguara, 2023) y después con el Premio Espasa gracias a Lugares fuera de sitio (2018).

Además, es autor de novelas como Lo que a nadie le importa (2014) y La mirada de los peces (2017), del breve ensayo biográfico Calomarde. El hijo bastardo de las luces (2020), de una autobiografía novelada sobre su relación con la enfermedad, La piel (Alfaguara, 2020), y de Un tal González (Alfaguara, 2022).

Es columnista del diario El País y colaborador de Onda Cero Radio, entre otros medios. Sus obras han aparecido en inglés, italiano, francés, griego, alemán y chino, entre otros idiomas, y en más de quince países. Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara de novela, 2024)

NOTA: Finalizo la reflexión de "Los alemanes", hoy 22 de diciembre 2025. Aunque había terminado de leer esta novela hace semanas, la vorágine del primer trimestre en el CIFP Zonzamas, centro educativo en Lanzarote en el que trabajo, no me había permitido darle el punto final. 

De hecho, como anécdota, mencionaré que el pasado lunes 15 vencía el préstamo en la Biblioteca Insular de Arrecife. Como no tuve tiempo de ir a devolverlo ese día, lo pospuse para el jueves 19. ¿Sabéis qué me ocurrió? Pues que, como otras veces, dejé el coche aparcado en las inmediaciones. Cuando regresé, tras adquirir también 3 ejemplares de "Tierra del mar" (Sergio Erro) en el Local 6 (Taller de Ideas) para regalar....¡me habían puesto una multa! A mí y a otros tantos vehículos. Muchos de ellos de padres que estaban con sus hijos en la Ciudad Deportiva. 

En fín, 200 euros, que se convertían en 100 € por pronto pago. Se nota que el Ayuntamiento de Arrecife tenía necesidad de recaudar antes de finalizar el año 25... Y, hoy, Día que se celebra en España la Lotería Nacional, resulta que yendo al Banco de Santander a saldar la deuda, me llama mi hija Marina y me da la sorpresa de que el número que le compré a mi amiga Antonina, terminado en 93, coincide con el tercer premio y nos han tocado 100 € por décimo. 

Sin duda, la terminación del 93, nos ha dado suerte, como el año en el que me casé: 1993. Por este motivo, decidí quedarme con dos números: uno para mis hijos (Marina y Eduardo Luis) y otro para Thomas y para mí. 

Como dice Espido Freire en la novela "Soria Moria" y Sergio del Molino en "Los alemanes" (pág.15):

Nihil obstat: Nada se opone.... (y cada vez menos a manifestar lo que siento y me sucede)
¡FELIZ NAVIDAD A TODOS Y TODAS, LECTORES/AS DE ESTE BLOG!


0 comments:

Publicar un comentario

Buscar en este blog

Vistas de página en total

Seguidores de Facebook

Citas

“Para mi la escritura es un camino espiritual” — Rosa Montero “Viviendo rodeados de señales, nosotros mismos somos un sistema de señales” — José Saramago “Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos” — Ortega y Gasset “Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar…” — Epicteto “La ingratitud es el precio al favor inmerecido” — Ignacio Manuel Altamirano “Se viaja para contemplar con los propios ojos la ciudad apetecida…” — Marcel Proust “Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo…” — Marcel Proust

Síguenos

Comentarios

Archivo del blog