A corazón abierto, de Elvira Lindo

 

“A corazón abierto” es una novela de Elvira Lindo (editada por Seix Barral) de carácter intimista. En ella narra principalmente la vida de su padre, cuando fue mandado por su abuela Sagrario a residir con su tía a Madrid, a la edad de 9 años, pocos meses después de finalizada la guerra civil, dada la situación precaria de la familia. Posteriormente, unos parientes en Aranjuez serán la salvación del valiente niño que buscará la seguridad de otro hogar, sencillo y generoso.

El relato se inicia en el hospital en el que Manolo está ingresado, enfermo crónico de EPOC, y recibe la visita de sus hijas. El pasado y el presente se entrelazan, siendo testigos de su infancia desarraigada, carencias afectivas y responsabilidades de adultos, que marcarán su personalidad, acostumbrada a ocultar el dolor y a despreciar la debilidad. Manolo, muy hábil con los números, progresará en una empresa partiendo de la nada, en la que llegará a ser auditor.

Elvira Lindo también recuerda viajes en familia cuando tenía 11 años partiendo desde Palma de Mallorca, su lugar de residencia, a Málaga e incluso Portugal, este último para agradecer a la Virgen de Fátima la recuperación de su madre, aunque desgraciadamente moriría después. Situaciones tristes y de reproche a quienes podían haberlas aliviado, como su abuela paterna, de la que señala su avaricia y poca empatía al frágil corazón de su madre. La autora se hace adolescente y nos hace partícipes de ese crecimiento en el que surgen multitud de experiencias.

Subyace una confesión latente y una aceptación final de los genes que se heredan. En el caso de Elvira, la delicadeza, el sentido del humor y el calor de la cercanía física que capacita para amar.


Imagen: Prensa Castilla-León

“A corazón abierto” ha supuesto un vínculo con mi propia vida ya que se citan hechos y entornos similares. 

Mis padres fueron diagnosticados de EPOC y precisamente Aranjuez ha sido siempre el lugar de inspiración de mi padre para pintar. 

Algunas de las canciones nombradas forman parte de mi infancia en la voz de mis padres: “Amapola”, “Mirando al mar” y “María de la O”.

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"Para mi la escritura es un camino espiritual" (Rosa Montero) "Viviendo rodeados de señales, nosotros mismos somos un sistema de señales"(José Saramago) "Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos" (Ortega y Gasset) "Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer esta diferencia" (Epicteto) "La ingratitud es el precio al favor inmerecido" (Ignacio Manuel Altamirano) "Se viaja para contemplar con los propios ojos la ciudad apetecida y saborear en la realidad el encanto de lo soñado" (Marcel Proust) "Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo"

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