Camino de Letras con Syra

Hace unos días mi hija Marina me enseñó en Madrid un dibujo que acababa de terminar de un elefante, el primero perteneciente a un cuaderno de tapas duras negras.

Mirando libros en la calle Princesa me llamó la atención la portada de uno de ellos con el título "La balada de los elefantes". Tenía referencia de su autora, Joan Brady, por haber leído "Dios vuelve en una Harley". 

Lo adquirí comenzando su lectura en el vuelo de regreso a Lanzarote. Se trata de una fábula en la que su protagonista, la joven elefanta Jayla Nandi, nos enseña que para ser líderes debemos atrevernos a emprender un camino diferente al que indica la manada.

Su espíritu joven, ingenuo e inquieto, anhelante de aventura y libertad, la llevará a disfrutar de unos momentos de alegría y juego con desconocidos pero también será víctima del peligro que supone alejarse de la protección de la manada.

Jayla Nandi comprenderá que la familia, el amor y el deber de seguir el ejemplo de sus ancestros, representado en Ashanti, es más importante que su inexplicable deseo de buscar algo más allá de los límites arriesgando el bienestar de sus congéneres que siempre velan por el grupo. Descubrirá que su nombre significa "la especial" "tozuda" y que su hora de nacimiento coincidia con la de su tatarabuela matriarca de 60 años.

Aceptará su destino haciendo de él el propósito de su vida. El liderazgo la exigirá ser fuerte y sana para poder desempeñar su labor con eficiencia. De ella dependerán los demás y no quiere defraudarlos.

Su instinto la conducirá con firmeza por las direcciones correctas y entonces percibirá que ha heredado una "memoria ancestral" siendo capaz de recordar hechos sucedidos antes de su nacimiento e incluso saber la ubicación exacta de puntos de referencia en los que nunca había estado.

"Ya sabes lo que dicen... un elefante nunca olvida. Lo que nadie dice es que no se puede olvidar a un elefante".

(Frase de Bill Murray, al final de la película - Un elefante llamado Vera")