Las herederas, de Aixa de la Cruz

Conocí a la escritora Aixa de la Cruz con motivo de su participación en el I Festival de Literatura de Lanzarote que tuvo lugar en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo el 30 de marzo 2013. Precisamente esta autora ha sido la primera de esta iniciativa cultural cuyo director es Carlos Battaglini. quien además moderó su interesante charla en el Castillo de San José.

Aixa nos habló de sus principales obras y de los secretos que se esconden tras el proceso creativo general. Este mes de octubre 2024 he leído su novela "Las herederas". Extraigo dos citas de su inicio, la primera del poeta Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931):

Pero si lo que ocurre, doctor,

es que tengo algún mal que se produce

a causa del amor

y el pensamiento de la resistencia,

entonces, déjelo; esto no es

más que nuestro sonido natural.


Y la segunda de Sara R. Gallardo (Ponferrada, 1989):

Yo manejo mi abismo,

salid de él de una vez. Dejad de curarme.


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En "Las herederas", publicada por la editorial Alfaguara, se narra la relación de cuatro nietas cuando regresan a la casa de campo que su abuela les ha dejado en testamento y decidir cómo invertir su parte. Olivia, médica cardiólogo, y Nora, freelance de periodismo, son hermanas, igual que Erica y Lis. La autora puntualiza que se llevan mejor entre primas que como hermanas.

La muerte de doña Carmen no ha sido natural, sino un suicidio, hecho que desencadena pensamientos de ansiedad, ya que todas sospechan que la locura puede estar en sus propios genes.

El relato muestra el carácter singular de cada nieta. Erica fue iniciada por su abuela en el universo de las hierbas, sus propiedades activas, fines medicinales, cosméticos e incluso psicoactivos, pero jamás le enseñó el significado de las cartas. Sin embargo, ahora, el dos de copas cobra para ella una gran importancia. Se asocia a un proyecto vital. Esta señal intuye Erica que proviene de su abuela.

Olivia desde el principio sigue el rastro de los fármacos por la casa y finalmente encuentra 17 cajas de Orfidal, 37 blísteres de Valium de 10 mg y 64 pastillas de benzodiacepinas. Sin duda, un arsenal. 

La autora crea una atmósfera de tensión en la que se vislumbra el miedo, la vulnerabilidad y la sensación de falta de oxígeno de las nietas en un hogar con densa presencia de la abuela. Un detonante para sacar rivalidades entre hermanas y demás inquietudes. Por ejemplo, Olivia siempre ha destacado en múltiples facetas y Nora se ha considerado el par genético deficiente. No oculta su síndrome de abstinencia. Por otra parte, no sabe si posee algún desajuste químico o lo tiene a raíz de haber consumido alguna droga. A consecuencia de ello, perdió su nómina y ha estado sometida a precarias jornadas laborales de lunes a lunes.

Lis tiene un hijo de 3 años que es cuidado normalmente por Erica. El psiquiatra habló también en su caso de un posible desajuste químico. Una de esas maldiciones que saltan de abuelas a nietas. Olivia recuerda sus terribles jaquecas y cómo se resignó al dolor e hizo por comprenderlo. También que su abuela creía en la reencarnación, en las vidas pasadas y en las que estaban por venir. Se lo explicó cuando su padre murió y ella tenía 11 años.

A lo largo de la novela, vemos la posición de las primas con respecto a la posible venta de la casa. Lis odia el lugar, pero Erica y Nora desearían quedarse, teniendo en cuenta que no ahorran, solo pagan alquileres o, como se ha producido en su familia, heredan. Además Erica tiene la férrea idea de hacer algo importante con el legado de su abuela: una empresa que ofreciera retiros espirituales y yoga.

"Las herederas" es una reflexión clara y valiente de la realidad de nuestra sociedad. Aixa pone el foco en saber el origen de la enfermedad mental y las consecuencias de la medicación psiquiátrica. Quizá una de las causas sea la precariedad laboral que induce a tomar fármacos para cumplir con la productividad requerida. En la novela hay referencias a consejos de psicólogos. A Lis el especialista le sugiere delegar, descubrir quién eres cuando estás sola. (página 106). 

Vislumbramos sensaciones de culpa como la de Olivia quien descubre que su talonario de recetas en papel había sido utilizado. Ella misma empezará a alucinar tras haber masticado una semilla oscura que encontró en los pantalones de Nora. Se trata de estramonio. Establecerá una palabra clave con su hermana que tenga un significado: allitrot. En esta situación de visiones, habla con su abuela y aunque Nora le pregunta, ella responde que su abuela solo quiere que duerma. Sabe que es científica , que necesita entender, aplicar, replicar. Que está en ella el gen de los que atisban la magia y la tienen que reducir a algo aprehensible a toda costa, transformando sus teorías en un libro, en una secta, en una religión mayoritaria que destruye ecosistemas y civilizaciones a su paso (pág. 228).

La verdadera realidad es que el padre de Olivia y Nora sufría una cardiopatía congénita y no genética por el consumo de un fármaco anfetamínico que tomaron las mujeres de clase media embarazadas en los años 80. Sin duda, la abuela tenía remordimientos sobre la muerte de su hijo. Pero no significa que se suicidara por este motivo. Nora estuvo a punto de hacerlo una vez en pleno brote, ella además recordando su infancia, escuchaba voces. 

El vínculo con la casa es sólido y Nora piensa que se convertirá en hogar de acogida, albergue, casa de crisis y jardín de infancia. En ella se van a quedar a vivir Erica (embarazada), Lis y su hijo, y Nora. Olivia entrega su llave, el 1/4 de la herencia a quienes la van a trabajar.

Olivia no es como su abuela, ni como ninguna de las demás.....Sabe que tiene que marcharse, con su maletín, sus bártulos y sus recetas, porque no la necesitan.

Os invito a leer "Las herederas" y la trayectoria literaria sobre Aixa de la Cruz donde encontraréis más sugerencias de lectura.

Sobre la autora

Aixa de la Cruz (foto: eldiario.es)
Aixa de la Cruz (Bilbao,1988) es licenciada en Filología Inglesa, doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y escritora. Ha publicado las novelas "Cuando fuimos los mejores" (2007), "De música ligera" (2009), "La línea del frente" (2017) y "Cambiar de idea" (2019), ganadora de los premios Euskadi de Literatura 2020 y Librotea Tapado, finalista del XV Premio Dulce Chacón y reconocida por el suplemento Babelia como uno de los diez mejores libros del año. Es también autora del libro de relatos "Modelos animales" (2015) y del ensayo "Diccionario en guerra" (2018). Ha colaborado con diversas publicaciones como Babelia, La Marea o Vogue y escribe yna columna mensual en el periódico Bilbao, además de dar clases de escritura creativa.

Su obra ha sido traducida al inglés, al italiano y al portugués.  

Entrevistas recomendadas

  • https://www.eldiario.es/cultura/aixa-de-la-cruz-llamen-loca-despoja-capacidad-ser-escuchada-entrevista_1_9562883.html
  • https://www.coolt.com/libros/viaje-vital-aixa-cruz_876_102.html


Mis ojos, de Ramiro Fonte

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"Mis ojos" es un libro de Ramiro Fonte (Pontedeume, A Coruña, 1957-Barcelona, 2008) publicado por Hércules de Ediciones. Me fijé en él, en la sección de novedades, cuando fui a la Biblioteca Insular de Lanzarote a entregar mi última lectura ("La loca de la casa" de Rosa Montero). Este año 2024 se ha reeditado en castellano, traducción a cargo de José Fonte Sardiña, e ilustraciones de Antonio Seijas. Hecho que ha supuesto que llegara a nosotros esta novela, primera entrega de su gran trilogía.

El autor narra su vida de infancia en la década de los 60 en Pontedeume, un pueblo de las Rías Altas de Galicia, situado en la desembocadura del río Eume. En el prólogo, César Antonio Molina expresa su admiración por Ramiro Fonte, gran amigo y destacado poeta, novelista, narrador de relatos cortos, memorialista y articulista, quien desgraciadamente falleció demasiado pronto, año 2008. Lo describe como un maestro de la melancolía y la nostalgia, siempre positiva, optimista, al alba y no al ocaso. 

Colegiata de Caaveiro (imagen pontedeume.turismo.es)
En "Mis ojos", observamos el tránsito de la niñez a la pubertad y una profunda ternura por este pueblo marinero en el que Ramiro Fontes detuvo incansablemente su mirada para contar su mundo cotidiano.
A los 11 años la familia se mudó a Ferrol, momento en el que aprendió que uno nunca está preparado para que el destino le arranque de las manos las cosas queridas
El verano se convirtió en el ansiado reencuentro con la felicidad y espacios sentimentales. Volver a sus calles (Os Ferreiros) y plaza del Coliseo, en la que todos los niños jugaban a las bolas con total libertad, escuchar el sonido de las fuentes como la de las Angustias y Chafarís, disfrutar de la naturaleza y contemplar sus románticas ruinas como la colegiata de Caaveiro.
Ramiro Fonte señala que da gracias al cielo por pertenecer a una familia amante de la música. Quizá las canciones de su madre y hermana mayor fueron los manantiales en los que nació su poesía. Asimismo, destaca en "Mis ojos" la sensibilidad del niño en valorar los oficios y las personas que los representan. Habla de la barbería de Miguel, la taberna de Eugenio Noche, Benjamín, el pañero, Salvio, el zapatero (medio filósofo y librepensador), Benito Vizoso, el pintor, Gumersindo, el paragüero, Sinda, la panadera e incluso de su madre, cosiendo medias.

Somos testigos de las primeras experiencias del autor subiendo el monte Breamo a coger musgo para el nacimiento y también del comienzo de una enfermedad del pecho que le hará ser el centro de atención en el hogar. Se suceden las visitas al médico, las pruebas y el reposo necesario en verano, época en la que su madre le leerá en voz alta libros como "Corazón"

En "Mis ojos" aparecen tradiciones religiosas como el día de Todos los Santos, fecha en que iban los niños acompañando a sus padres al cementerio de Esteiro a recordar a los muertos que no conocieron, y gastronómicas, con las exquisitas confituras de melindres y almendrados. 

Ramiro Fonte demuestra ser un maestro en muchos aspectos. No solo en los citados por César Antonio Molina en el prólogo, sino en el detalle minucioso del lenguaje. Un verdadero calexeiro, descubridor de misterios en las calles y en las almas, quien resalta en la página 19, su profundo amor por Pontedeume:

"La verdadera casa es el pueblo entero" 

Los últimos párrafos el autor los dedica al recuerdo de sus abuelos Berta y Paco donde una vez más es evidente el hondo cariño y reconocimiento que los profesa. 

Sobre el autor 

Ramiro Fonte
Ramiro Fonte (Pontedeume, A Coruña, 1957-Barcelona, 2008) fue poeta, narrador, ensayista, crítico y estudioso de la literatura gallega. Era miembro de la Real Academia Galega.

En Santiago, ciudad en la que obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras, participó en la fundación del grupo poético Cravo Fondo (1977) y de las revistas Bonaval y Dorna. 

En 1983 publicó su primer libro de poesías, "As cidades de nada", al que siguieron "Designium", "Pensar na tempestade" (premio de la Crítica de Galicia y premio Losada Diéguez, "Pasa un segredo" (premio de la Asociación de la Crítica Española), "Adeus norte" (premio Esquío), "Luz de mediodía" (premio de la Crítica Española y finalista al Premio Nacional de Literatura, "O cazador de libros", "Mínima moralidade" (premio González Garcés), "Capitán inverno" (finalista del Premio Nacional de Literatura), "A rocha dos proscritos", "Reversos y Xardín do pasatempo". 

Sus poesías han sido traducidas al catalán, al francés, al inglés, al italiano y al ruso.

Como ensayista publicó "As bandeiras do corsario". Como narrador se dio a conocer con el libro "Catro novelas sentimentais", al que siguieron "As regras do xogo", "Aves de paso", la novela "Os leopardos da lúa", el relato "Soños eternos", y las novelas "Os meus ollos" (premio Losada Diéguez) y "As pontes no ceo".

Fue profesor de Lengua y Literatura Gallegas en Vigo y, entre 1998 y 2001, en el Colegio Español de Londres. Desde 2005 dirigió el Instituto Cervantes de Lisboa, cargo que ocupó hasta su muerte.


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"Para mi la escritura es un camino espiritual" (Rosa Montero) "Viviendo rodeados de señales, nosotros mismos somos un sistema de señales"(José Saramago) "Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos" (Ortega y Gasset) "Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer esta diferencia" (Epicteto) "La ingratitud es el precio al favor inmerecido" (Ignacio Manuel Altamirano) "Se viaja para contemplar con los propios ojos la ciudad apetecida y saborear en la realidad el encanto de lo soñado" (Marcel Proust) "Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo"

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