"La clave"
viernes, mayo 27, 2011
"La clave" es un relato largo que forma parte del volumen 13 correspondiente al curso de Escritura Creativa que he llevado a cabo en Lanzarote, durante el verano 2010.
Cuando lo releo vuelvo a sentir la energía que experimenté al conocer a tan especiales mujeres, precisamente en el momento que más las necesitaba y que me inspiraron para dar cuerpo a este relato.
"La clave"
Comienzan las vacaciones ansiadas. Acabamos de llegar a Mallorca para disfrutar de unos días en la bahía de Pollensa. Ocupamos una vivienda muy espaciosa frente al mar, sin peligro de coches, lo que permite a mis hijos ir y venir a su antojo. Esperan con ilusión la primera quincena de septiembre para reunirse con los amigos de otros veranos que, como ellos, han crecido un poco más y están deseando reencontrarse.
Al principio de la estancia siempre les alquilamos una bici para que se desplacen sin depender de los adultos. ¡Qué libertad! Algunos prefieren modelo "cesta" para ayudar con los recaditos a los padres y otros eligen "mountain-bike" para ir más veloces y meterse por atajos.
Contamos con actividades de ocio muy diversas. Los más pequeños suelen ir con frecuencia cerca del pantalán y se afanan por coger sepias despistadas o cualquier pececillo pillado "in fraganti". En la playa, protegidos del sol por pinos frondosos, descansan y charlan familias. Me gusta ver a los abuelos acompañando a los nietos a buscar bígaros, conchas y cangrejos con sus cubitos de plástico. Los jóvenes forman sus grupos, normalmente por edades, y deciden alejarse algo más para hablar de sus cosas. Escucho complacida sus risas provocadas por las bromas que surgen en un ambiente estival y distendido.
Es mi primer día de descanso en esta acogedora isla balear. Me dirijo al bar cafetería del antiguo parador. La mayor parte de la gente se encuentra de tertulia en la terraza al ritmo de un Martini o una cerveza bien fría. Entro en el salón principal y elijo una mesa redonda junto a grandes ventanales desde donde diviso el mar, mi fuente de inspiración. Saludo a Mariana, una joven camarera de 21 años, atenta a las demandas de los clientes. Me siento y reparo en los cuadros que decoran las paredes. Respiro hondo y saco mi portátil. Lo conecto a la red fija y, mientras el programa se abre, pienso en los acontecimientos vividos recientemente y en el objetivo que me he propuesto para estas vacaciones.
Sonrío al recordar a mi padre, artista pintor-poeta, escribiendo en su sencilla máquina Hispano Olivetti Lettera 35. Últimamente se quejaba de ciertas teclas que ya no funcionaban. Más de cuatro décadas hilando palabras que nos había enviado en una simple encuadernación hacía ya dos años. Y de nuevo la imagen de la última carta, un mes de noviembre de 2007, en la que nos rogaba a las hijas, en caso de fallecer, le publicáramos su libro de poesía. Él, desde el Cielo, al cual aspiraba, nos lo agradecería.
Rodeada de arte inicio el sueño de papá. Creo la carpeta “Versos entre tinieblas” y el primer archivo con la dedicatoria. Absorta con los dos primeros poemas oigo unos acordes que me transportan a la paz que tanto anhelo. La música procede de la biblioteca donde otras veces he visto un piano dormido, esperando que unas manos expertas y llenas de ternura inicien una melodía que lo despierte, inundándolo de vida. Al acercarme percibo desde el hall la suavidad de las notas. Me acomodo en una esquina de la sala respetando la concentración de la pianista. Cierro los ojos e intento seguir el compás. Mi alma se llena de energía.
Termina la música y aplaudo. Me levanto con la intención de presentarme. La mirada de la pianista es cálida y sincera. Se llama Camino y ocupa un apartamento también vista mar en el que encuentra la quietud y la belleza del horizonte que precisa para componer. Le expreso mi admiración y me invita a volver a escucharla cuando regrese a ensayar al piano sus creaciones. Acepto encantada con la certeza de haber probado un delicado aperitivo de notas musicales.
Es la hora del almuerzo; recojo el portátil y salgo fijándome en un libro cuya portada es conocida. Me acerco y leo "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón. Me sumergí en su lectura las madrugadas silenciosas de un mes de agosto de 2004.
Tras una grata comida y sobremesa familiar en la que los niños comparten con nosotros su plan de actividades, mi corazón me dirige de nuevo al refugio del salón de la cafetería. Continúo con la poesía de mi padre, eje conductor de este proyecto ilusionante. Le pido un café a Mariana y vuelvo a instalarme en mi mesa preferida. De pronto oigo una voz dulce femenina que pregunta si el bar dispone de conexión a Internet. Me giro y le informo de la existencia de una clave ofreciéndome a anotársela. La tengo escrita en una pequeña libreta que llevo en el bolso de mano. Me lo agradece con una sonrisa siguiéndome hasta la mesa. Se fija en el título de la hoja que tengo sobre el teclado.
- Es el poema "A mis tres hijas" que nos dedicó mi padre un 14 de febrero – le explico- del año 2000 cuando residía en Torre del Mar, en Málaga. La festividad de San Valentín abarca toda clase de amor – aseguraba él.
- Nosotras también somos tres - me señala.
No le he preguntado por su nombre pero sus rasgos físicos descubren su gran parecido con su hermana Letizia. Su bebé, esperando en el carrito, llama nuestra atención en su particular jerga infantil.
- ¿Cómo se llama? - inquiero divertida por los sonidos que emite
- Amanda - responde la joven.
- ¿Cuántos meses tiene? - le pregunto.
- Ha cumplido la semana pasada 5, nació el 28 de marzo - me contesta.
Una verdadera casualidad - pienso - sin atreverme a confesarle que ese fue precisamente el último viernes de la vida de mi padre. Esa mañana soleada de una primavera recién estrenada fue a la administración de lotería de la calle Triste Condesa donde entregó su semanal quiniela a Julia junto a unos folios en los que había escrito unos "diálogos sorprendentes". Eran realmente situaciones cotidianas cargadas de humor e ironía cuyo fin exclusivo era entretener a la gente y hacerles olvidar sus rutinas y sus problemas.
Dos niñas irrumpen en el salón preguntando por el cuarto de baño. Como Mariana no puede ausentarse del área de la barra me levanto para acompañarlas. Por el pasillo que conduce a los aseos me dicen al unísono que se llaman Alicia y Carlota. Tienen 4 años y son amigas. Me fijo en los ojos de Carlota. Me recuerdan al ámbar azul exclusivo de Republica Dominicana. Lo desconocía hasta que leí un reportaje sobre viajes de un suplemento dominical descrito magistralmente por Clara Sánchez. La niña, orgullosa, me dice que los ha heredado de su abuela paterna que era modelo. Y así, sin dar más explicaciones, se marchan para reanudar su juego.
Miro el reloj. Son casi las 21 h. Apago el ordenador y me voy a recepción a pedir a Ana que me haga una fotocopia del poema que la madre de Amanda miró con interés. Ha recibido una llamada y se ha ausentado para responder. La deposito con cuidado en el teclado de su portátil y le ruego a Mariana que la preste atención hasta que vuelva. El viento, que ha hecho acto de presencia toda la tarde, la puede hacer volar. Asiente y me desea una buena noche. A ella también le gusta mucho la poesía.
El día siguiente amanece sosegado y desconectado por completo de la crónica negra que los medios de comunicación han transmitido durante el mes de agosto. Innumerables casos de violencia y el gravísimo accidente que se produjo inmediatamente después del despegue del vuelo 5022 de Spanair en el aeropuerto de Barajas en el que murieron 154 pasajeros. Suena mi móvil y escucho la voz animada e inconfundible de Camino que me propone acompañarla sobre las 18 h a Murta, un herbolario cercano. Me parece buena idea. Así aprovecho para comprar unos copos de quínoa para el desayuno y algunos zumos para los niños.
El trayecto se nos hace corto. Al entrar vemos las estanterías muy organizadas y nuevos productos. Necesito ayuda y me dirijo a una señora que aparentemente trabaja allí. Su rostro refleja la experiencia de los años. Me atiende amablemente. Le pregunto cómo se llama y pronuncia Malen con la primera sílaba ligeramente alargada.
¿Malen? - repito yo - ¡Significa pintar en alemán! - exclamo rotundamente. Me mira sorprendida y le comento que mi padre era artista y enseguida he asociado su nombre con su vocación. Sentimos buenas vibraciones al intercambiar unas frases y nos damos cuenta de que nuestro encuentro debía tener lugar. A mí me gusta escribir historias reales de anónimas personas cuyas vidas son tan interesantes que merecen ser escritas para que nadie las olvide y aprendamos de ellas. Malen me abre su corazón y me dice que ha nacido en Algeria y que ha pasado muchas vicisitudes, entre ellas una guerra en 1954 cuando tan sólo era una niña. Una infancia marcada por la violencia, los combates y los atentados terroristas hasta que se independizaron de los franceses que desde 1830 habían ocupado ese país. Me facilita su número de teléfono y prometo llamarla para fijar una cita y escuchar en un entorno más apropiado su vida de lucha y superación.
Camino y yo regresamos por el agradable paseo marítimo de Voramar con sus tiendas de recuerdos, cafeterías, heladerías, hoteles y casas de ensueño. Nos detenemos ante un busto en homenaje al pintor Anglada Camarassa realizado en 1974. Observo las inscripciones Barcelona-1871/ Puerto Pollensa 1959. Mi padre también nació en Barcelona aunque sus raíces eran gaditanas. Proseguimos y al cabo de unos metros aparece Carlota con su familia. Nos saludamos y Carlota nos da un beso contándonos que esa noche hay un espectáculo de flamenco y se va a vestir con un traje de lunares. Le encantan sus zapatos de color rojo, la peineta y los grandes pendientes de aro que llevará a juego.
- Después de cenar - le digo - iré a verte bailar.
- Hasta luego - contesta con entusiasmo.
Llegamos alrededor de las 20 h a nuestro lugar de veraneo y conforme avanzamos una música comienza a sonar.
- ¡Escucha! – Susurra Camino- Es la canción de los muertos, la que abre las puertas al Paraíso.
Me estremezco y contemplo con todo respeto la bajada de la bandera. Nos despedimos con la sensación de haber compartido un momento muy especial para ambas.
Los días transcurren plácidamente con salidas a excursiones, mercadillos y visitas culturales pero no puedo apartar de mi mente el encuentro con Malen. La llamo y propone que nos veamos frente al Hotel I´lla d´Or la tarde del jueves.
Puntualmente, a la hora fijada, aparece Malen. Ha aparcado su moto en las inmediaciones. Nos acercamos charlando a la altura de la cafetería Joker y elegimos una mesa para dos. Pedimos un refresco y me explica que hace 10 años apadrinó a un niño de la Fundación Vicente Ferrer. En la actualidad canta en el coro de la tercera edad y ayuda a tres ONG. Vivió hasta los 18 años en Algeria. La figura de su padre machista la marcó por completo impidiéndole que formalizara una relación sentimental. Se marchó un año a París y llegó a Mallorca con 20 años. En esta isla conoció al hombre con el que se casaría 3 años después y donde ha trabajado incansablemente. Al morir su padre experimentó una experiencia astral y a los 40 años su vida dio un giro de 180 grados. En 1991 abrió el herbolario y ahora está a punto de jubilarse. Una oportuna liberación que le permitirá disfrutar más de su familia.
Malen termina su historia incidiendo en la importancia del perdón y la sincronía con la madre naturaleza. Ella la percibe al subir a la cima del punto más elevado de Mallorca, el Puig Major, con 1.445 metros de altitud. Me confiesa que escribe poesía y me recita unos versos de memoria que me confirman la pureza de su alma. Pedimos la cuenta y nos abrazamos con la esperanza de vernos el próximo septiembre.
Quedan tan sólo dos días para volver a nuestro destino, Lanzarote. Disfruto de la brisa que acaricia mi rostro a mi paso lento por la bahía. Intento relacionar mentalmente las causas que han motivado encuentros con mujeres tan especiales como Camino, Mariana, la madre de Amanda y Malen. Todas poseen grandes virtudes como la generosidad, bondad, humanidad y la sensibilidad por la música, el arte y la poesía. Sin duda el universo debe estar confabulado. Es como tocar la tecla de un piano y sentir que las demás se acoplan a la perfección.
¿Será desde el Cielo mi querido padre quien esté dirigiendo los hilos con igual destreza que sus pinceles para que su hija se mueva en un círculo casi mágico de encuentros y desencuentros? ¿O su incondicional musa quien afine con tanto acierto? En mi próximo viaje a Arenas de San Pedro, en un valle acunado por la Sierra de Gredos, me acercaré a su pequeño cementerio. Y contemplaré en silencio la lápida de pared de un humilde artista pintor-poeta, en la que preside un imponente Palacio Real de Aranjuez rodeado de bellos jardines y fuentes. Telepáticamente, desde el que fuera su último Paraíso, le diré que estoy transcribiendo su libro y leeré la esencia de su corazón que reza así en el epitafio:
"De vez en vez soy más feliz con menos cosas"
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"Aitami"
viernes, mayo 27, 2011
Aitami es el nombre del niño protagonista de este relato corto. Forma parte del volumen 13 correspondiente al Taller de escritura que he realizado el verano 2010 en Lanzarote.
Se lo he dedicado porque siempre me recordará una etapa muy especial vivida en el municipio de Tías entre los años 2005-2011.
"Aitami"
Era una mañana soleada de un 13 de octubre, día de San Eduardo. Me dirigía a paso ligero a la óptica de la calle Libertad cuando una voz infantil alegró mi caminar por la silenciosa calle Islote de Hilario. Giré la cabeza a la altura del mesón "El Pueblo" y vi a un niño que se entretenía jugando con dos sencillos caballos de plástico sobre una mesa de madera. Añoranza de mis propios hijos. Retrocedí mis pasos, entré y pedí un café en la barra. Mientras su madre, Nieves, lo servía me acerqué a él y le pregunté su nombre.
- Aitami - me respondió.
- ¿Cuántos años tienes? - le seguí preguntando.
- Seis - añadió Aitami.
Al darse cuenta de que me fijaba en su caballo de color negro me explicó que se llamaba David. Proseguí con mi curiosidad y me interesé por la cebra pero Aitami enseguida me rectificó señalando que era un caballo de color gris. Me disculpé por el error aunque estaba convencida de que las rayas de su lomo se asemejaban a las del animal más conocido de África y nunca realmente domesticado.
Se oían las voces animadas de la gente, la mayoría hombres, sobre actos deportivos, convecinos y demás situaciones cotidianas del municipio de Tías.
Volví a la barra. Aitami, sin olvidarse de sus amigos los caballos, se sentó en una de las banquetas altas, donde le colgaban los pies, para acompañarme. Los hombres nos miraban asombrados, casi a punto de reprender al niño del cual comentaban solía hablar mucho. Bebí un sorbito de café, degustándolo al máximo y observando los vivarachos ojos de Aitami quien ya había iniciado otra conversación en la que se refería a su perra Maca.
- ¿De qué raza es Maca? - le pregunté.
- Bardina - afirmó con orgullo Aitami.
Mis recuerdos afloran, bardina, bardina, bardina.... Yo también tuve un perro de esa raza durante casi 14 años. Mi fiel perro Drake. Lo recogimos un 3 de marzo de 1992. Era martes de Carnaval y mi marido y yo habíamos ido a la playa de Papagayo para mostrar a su hermana mayor, Mila, y a nuestro sobrino Guille, de cuatro años, que estaban disfrutando de unos días de vacaciones en la isla de Lanzarote, la belleza de su paisaje. Al pasear tranquilamente por la orilla aparecieron unos cachorros juguetones. Empezamos a contarlos 1, 2, 3, 4 y.... 5. De repente escuchamos un gemido procedente de un búnker que se divisaba a unos cuantos metros. Con cautela nos aproximamos y allí lloriqueaba otro cachorro que no se atrevía a salir de la construcción defensiva. Se nos ocurrió lanzarle suavemente piedrecitas para llamar su atención. En breve asomó su hocico y lo cogimos con mimo. ¡Ya teníamos la camada al completo! Tres machos y tres hembras alrededor de mes y medio.
Estaba oscureciendo y los jóvenes, que acampaban en las cercanías, nos confesaron que no sabían cómo habían llegado hasta allí los cachorros. Sin comida ni agua no resistirían mucho más. No podíamos abandonarlos a su suerte. Cada uno se distinguía por una característica especial: una patita blanca, rayas atigradas, una graciosa forma acorbatada en torno al cuello, en fin, consideramos que eran originales además de cariñosos y tiernos. Y como la familia debe siempre permanecer unida nos liamos la manta a la cabeza y nos los llevamos a todos a nuestro pequeño apartamento de Puerto del Carmen. Los ubicamos en la solana que comunicaba con la cocina y allí, en una tapa de cubo de basura invertida, les colocamos leche con foie-gras. ¡Menudo festín! En menos de una semana les habíamos buscado a todos un hogar excepto a uno. Nos quedamos con el más gordito y llorón, el que nos miraba a través de los cristales, suplicando nuestra presencia, mientras sus hermanos jugaban, tirándose unos encima de otros. Comprendía el cariño que sentía Aitami por Maca pues la gente que amamos a los animales mantenemos una maravillosa conexión con ellos. Tienen un sexto sentido para descubrir nuestro estado de ánimo y su espíritu noble está presente en los guiones de grandes producciones.
- ¿Te acuerdas, Aitami, de qué raza es la perra que comparte el hogar con Wendy y su familia en la película de Peter Pan? - le pregunto.
Su expresión dubitativa, intentando recordar a la perra de naturaleza afable, leal y protectora, cuyo nombre en inglés "Nana" se identifica con la función de niñera, me divierte. Le soluciono el enigma desvelándole que es de raza Terranova y que a pesar de su tamaño, casi gigante, tiene un carácter tranquilo; sin embargo, de ladrido poderoso. El pensamiento de la literatura me acerca a Lord Byron quien dedicó a su perro llamado Boatswain unas bellas palabras a su memoria "Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad y tuvo todas las virtudes del hombre y ninguno de sus defectos".
Aitami, como un río que fluye, me quiere trasmitir las experiencias vividas con sus mascotas. Ahora les toca el turno a sus siete gatos. ¡Siete! - repito yo sorprendida. Sí, pero sólo chupan - me sosiega Aitami. Y yo, cada vez más ensimismada en el brillo que desprende su mirada, anoto en una pequeña libreta palabras clave que me permitan algún día dar cuerpo a un relato en el que será el protagonista principal. Su entusiasmo, contándome cómo suele ir con su padre, José, a ver a su abuela a Tinajo subiendo la montaña, me emociona.
- En el recorrido hay conejos- me describe Aitami -. La última vez me caí en las rocas pero mi padre me salvó.
- ¿Has leído algún cuento de Andersen? - inquiero esbozando una sonrisa.
Aitami, frunciendo el ceño, mueve la cabeza negativamente.
- Seguro que sí conoces sus cuentos - recalco- pero no sabes quién los ha escrito: El patito feo, Pulgarcita, El soldadito de plomo, La reina de las Nieves, La Sirenita......
Entretanto regreso mentalmente a mi infancia en Barcelona. Mi abuela Cary me regaló con 9 años una colección inolvidable de Hans Christian Andersen y todavía saboreo los momentos en los que página a página iba descubriendo a sus personajes que, debido a su origen danés, solían ser hadas, duendes, brujas y elfos. Era tal su sensibilidad por la expresión de la belleza que la naturaleza estaba siempre presente como el sol, la luna, la lluvia y el viento dotándoles de la capacidad de razonar. Escribió incansablemente, inspirándose en todo lo que veía a su paso cuando viajaba y convirtiéndolo en hermosas historias.
- Con la lectura - le explico a Aitami - podemos construir bellos sueños llegando a visitar lugares lejanos sin movernos de casa. La imaginación debe ser nuestra aliada. Yo, cada día, me alimento de palabras, de párrafos, de capítulos que van creciendo y creciendo en forma de....
- ¡Libros! - adivina Aitami.
- Correcto - le aplaudo su efusividad.
Aitami me hace volver a la realidad indicándome con su dedo índice derecho una máquina llena de juegos localizada a la entrada del mesón.
- ¿Quieres intentarlo? – le propongo dándole una moneda de 1 euro.
El niño asiente y la introduce. El brazo articulado comienza a moverse pero no coge ninguno.
- No importa – digo en voz alta al ver su decepción –. Toma otra moneda.
Aitami, a pesar de su ahínco, tampoco saca nada esta segunda vez.
- Venga, la última oportunidad – vuelvo a animarle.
Y sigo el movimiento hipnotizante del brazo articulado durante su descenso hasta que captura un objeto de color rosa chicle.
- Toma, es para ti – me entrega sonriente el niño.
- Me encanta tu regalo – le respondo acariciando al peluche en forma de boca.
Nieves llama a su hijo para irse a casa y Aitami se despide de mí con un beso saliendo disparado como una flecha. Me encamino también a la puerta pero el sonido de una música me hace detenerme. Es la banda sonora de la película "La sirenita" que ganó un Oscar a la mejor canción "Bajo el mar". La tarareo bajando el último escalón del Mesón “El Pueblo”. Me fijo en la etiqueta sobresaliente del peluche y en su procedencia:
“Calle del Sol, número 9, Barcelona”
Acabo de recibir la alegría de un mensaje cósmico a través de un niño feliz, Aitami, que me ha hecho recordar la época inocente y espontánea de la infancia. Ambos tenemos el privilegio de vivir en “Las Islas Afortunadas”.
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"Armonía de letras y música clásica"
martes, mayo 17, 2011
La música invadió una vez más el entorno singular que The Camel House ofrece en Macher a todos los que desean sentir en profundidad las notas de piezas inolvidables.
Así fue con el Dúo Cassadó a quien tuve el privilegio de escuchar y entrevistar durante su estancia en Lanzarote el fin de semana del 23 y 24 de abril.
Como ellos comparto mi vocación por la docencia, la cual te enriquece día a día con el contacto de los alumnos. Tengo que manifestar que tras leer y estudiar sus trayectorias ha sido para mí un claro ejemplo de humanidad y admiro su buen hacer profesional.
Entrevista: http://www.masscultura.com/mass/archivos/1444
Así fue con el Dúo Cassadó a quien tuve el privilegio de escuchar y entrevistar durante su estancia en Lanzarote el fin de semana del 23 y 24 de abril.
Como ellos comparto mi vocación por la docencia, la cual te enriquece día a día con el contacto de los alumnos. Tengo que manifestar que tras leer y estudiar sus trayectorias ha sido para mí un claro ejemplo de humanidad y admiro su buen hacer profesional.
Entrevista: http://www.masscultura.com/mass/archivos/1444
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Jesús Soto: La luz de la piedra
lunes, mayo 09, 2011
Se cumplen ya 8 años de la ausencia de Jesús Soto y precisamente coincide con la publicación "La luz de la piedra". Su autor, el escritor Félix Hormiga, conocedor en profundidad de su persona.
¡Qué orgullo para toda su familia reunida en el mismo lugar en el que se hizo la luz gracias a su ingenio y capacidad de fundirse con la naturaleza!
Enhorabuena por permitir que a través de este libro podamos acercarnos a una figura esencial para la historia de Lanzarote.
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"Oiga, usted, ¿ qué es la poesía?"
miércoles, mayo 04, 2011
El sábado 30 de abril se celebró el II Encuentro Poético en el Teatro Municipal de San Bartolomé. Un acto en el que el ambiente se impregnó de versos y los aplausos sonaron con fuerza al compás de la música del piano del maestro Pedro Carreras.
Además disfrutamos de la actuación de Layla Farhang al piano y de Atayte Alemán al saxofón.
Además disfrutamos de la actuación de Layla Farhang al piano y de Atayte Alemán al saxofón.
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El Museo del Timple
lunes, mayo 02, 2011
El Museo del Timple acaba de abrir sus puertas en la Villa de Teguise de la mano del timplista Benito Cabrera. El conocido como hasta ahora Palacio Spínola se ha llenado de notas musicales e instrumentos del mundo que tienen similitud con el timple. Un verdadero regalo para los sentidos. Les invito a que lo conozcan y si es posible hacerlo coincidir con uno de sus conciertos. Un binomio perfecto.
Rincón Cultural Mayo 2011
Rincón Cultural Mayo 2011
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Entrevista a Pilar del Río en Lanzarote
domingo, mayo 01, 2011
Una interesante entrevista que realicé en mayo de 2011 a Pilar del Río recién inaugurada la Casa Museo José Saramago (18 de marzo). En ella, su compañera de viaje, responde con toda franqueza a los temas planteados. Resalto su valentía y su constancia cumpliendo a los 9 meses de la muerte del Premio Nobel su objetivo de abrir la Casa Museo. Un periodo que el escritor portugués consideraba era el que necesitaba el alma para abandonar por completo la tierra y despedirse de familiares y amigos.
En “Las
pequeñas memorias”, un libro que tengo el privilegio de tener dedicado,
supimos del afán de Saramago por aprender y acercarse a los libros a pesar de
sus escasos recursos. Precisamente su historia de amor surge por la lectura de
un libro que como un imán le impulsó a conocerlo. Y también con un libro fue incinerado. Una biblioteca que se
pensó para acoger a personas, los autores de los libros, y no para guardarlos.
1.- ¿Qué recuerda de la expresión de
Saramago al ver finalizada su biblioteca?
R) Sorpresa, admiración… Él no participó de
los preparativos, estaba acabando un libro y no quisimos distraerle. Es decir,
no le planteamos qué le parecía tal mueble aquí, tal lámpara… había visto los
planos, visitó las obras, pero poco más. Y cuando empezamos a colocar los
libros, aquella locura de miles de libros en movimiento, no le permitimos la
entrada, para que lo viera todo más o menos acabado. Se emocionó: “Tanta gente”
decía… Porque para él cada libro contiene una persona y la biblioteca era un recinto
habitado por personas. Muchas de ellas llamándonos para que las cuidemos, las
miremos, las leamos…
La
construcción de la Biblioteca es reciente, data del año 2007. Testigo de hechos
muy significativos que ya han pasado a la historia. Su sosiego se ha visto
interrumpido para albergar a todo aquel que ha querido despedirse del literato
la noche inolvidable del 18 de junio o compartir la alegría de la inauguración
de la Casa Museo el pasado viernes 18 de marzo.
2.- ¿Imaginaban cuando sólo era
un proyecto la importancia que tendría como punto de encuentro además de su
objetivo creativo?
R) No, nunca pude imaginar este
futuro. Lo que nosotros pensábamos era pasar muchas tardes aquí sentados,
leyendo, que nuestra vejez sería plácida, rodeados de libros, escribiendo,
viendo llegar la noche y encontrar que el día había sido bueno. No pudimos
conseguirlo: la muerte no nos dejó disfrutar de un espacio que ahora, espero,
muchos podrán gozar en sus visitas. Entenderán mejor todo, desde los
sentimientos humanos a la generosidad sin límites de José Saramago.
Parece que el tiempo se ha detenido al observar los relojes que marcan
eternamente las 16 h. No es por casualidad sino que corresponde a la hora en la
que Saramago y Ud. se conocieron. Momento en el que inician un camino juntos y
una nueva vida. El nombre de Pilar será una constante en múltiples dedicatorias
y en el reconocimiento de ser su luz.
3.- ¿Cómo se siente tras haber hecho
realidad el sueño de acondicionar su hogar para poder ser abierto al público en
fecha tan señalada?
R) Como me siento yo no tiene importancia.
Cualquier persona con un mínimo de sensibilidad lo imaginará: es mi casa, la
abro porque los lectores de Saramago quieren estar cerca, conocer los lugares
donde escribió, donde vivió, donde amó, donde murió. Mi posición, mi desgarro,
no tienen importancia ninguna. Y, por supuesto, no era mi sueño abrir mi casa y
someterme al escrutinio público, pero la realidad se ha venido imponiendo por
el número de gente que cada día llama a la puerta. Y porque lo vi claro en un
avión de la TAP cuando me dijeron que si quería ver las luces de Lanzarote.
Eran las dos de la madrugada y la tripulación unió Lanzarote con Saramago y su
mujer. En ese momento supe que tenía que abrir la casa y me puse a ello: técnicos
museísticos, obras de adecuación, trámites legales… me puse a ello y decidí
hacerlo saramaguianamente. Por eso los nueve meses, por eso la lectura a dos
voces entre el portugués y el castellano, entre Pessoa y Ricardo Reis, por eso
Inés Pedrosa y Lourdes Guerra… Es la lógica poética, es la casa de un escritor.
4.- ¿Cuándo decidieron convertir en
tangible un patrimonio que supone un regalo a la cultura universal pero
indiscutiblemente a la isla de Lanzarote?
R) La decisión definitiva la tomé en ese viaje
a Brasil, cuando la trupulación portuguesa de un avión portugués relacionó de
esa forma tan emocionante Saramago y Lanzarote. No sabía como hacerlo, tuve que
mantener muchas conversaciones, encargar proyectos, estudios de viabilidad y
mil cosas más. Sabíamos que había que hacerlo y lo hice. Es patrimonio de
Lanzarote, de Canarias y de España, pero a nadie le ha costado un céntimo: ni a
Lanzarote, ni a Canarias ni a España. Tal como la foto de la portada de la
guía, Saramago ofrece con sus manos la tierra de Lanzarote, ofrece Lanzarote a
quien quiera venir. “No es mi tierra, es tierra mía” decía. Nada más y nada
menos que Saramago, no lo olvidemos, un escritor universal. Ahí está su casa,
para disfrute de las persona de sensibilidad. Saldrán más buenos de esta visita
porque entenderán la dimensión de una vida a través no solo de los libros, sino
de una forma de estar en el mundo.
5.- ¿Desearía haber incluido algún apartado
más?
R) No: cada lector saldrá de “A Casa” con
su propia experiencia. Informo, pero no conduzco. Las personas nobles, que son
las que visitan estos lugares sencillos e íntimos, sacarán sus conclusiones.
Otras, que no vendrán nunca, ya las tienen tomadas. Conviene saber que hay
gente en Lanzarote que encuentra mal que se haya abierto este complejo.
Conviene que todos sepamos que hay personas que aunque estén en los bares y hablen,
están muertas, no son capaces de ver ni lo elemental. Afortunadamente son
pocas, aunque hacen ruido. Hacer ruido es la ocupación de quien no levanta ni
casas, ni cebollas, ni buenos sentimientos. Los demás nos levanytamos del suelo
cada día para hacerlo mejor. “Levantados del suelo”, qué buen libro de José
Saramago, qué gran lección de humanidad.
En la tienda
se pueden adquirir ejemplares de las obras del escritor en varios idiomas,
postales, camisetas con frases célebres como “El viaje no acaba nunca”.
6.- Si editara una guía con recomendaciones
de lectura para los visitantes, ¿qué textos le serían absolutamente
imprescindibles?
R) Depende del lector y del momento del
lector. No me siento capaz de generalizar. Puedo decir que en estos momentos
recomiendo leer “Ensayo sobre la lucidez”. Me parece que José Saramago
describe, de forma adelantada, lo que está pasando en el mundo, el valor de los
ciudadanos, la desafección de la política en el mundo occidental, con unos
niveles de abstención enormes, la emergencia de movimientos sociales en África…El valor de los ciudadanos, insisto. Claro que para entender bien “Ensayo
sobre la lucidez” hay que leer antes “Ensayo sobre la ceguera”. Para conocer a
Saramago, cualquier libro está bien. Al principio cuesta, porque Saramago no da
la lectura masticada, pero cuando se le pilla el tranquillo uno entiende que el
autor le ha respetado, ha dejado que sea el lector el que ponga la respiración
al libro.
En los últimos
9 meses se han sucedido muestras de cariño constantes. En Lanzarote ha sido invitada de honor en actos como la
presentación de la biografía de Saramago en la FCM el mes de julio, en
encuentros íntimos en su biblioteca a los dos meses de su desaparición, en homenajes
como el celebrado el 12 de septiembre en Mallorca en el Hotel Formentor, el
organizado por Mararía en las instalaciones de la Sociedad Democracia en
octubre y tantos otros que lleva en el corazón.
7. ¿Cuál es su siguiente proyecto?
R) Se han conmemorado los nueve meses hasta
este de marzo, que ya acabamos. En distintas ciudades y países, como Brasil,
Argentina, México, Francia, Turquía… además de Portugal y España. En enero, por
ejemplo, la Junta de Andalucía hizo, el 18, un homenaje maravilloso en el
teatro de la ópera. En febrero fue en Barcelona, escritores y artistas leyendo
a Saramago, antes fue en Madrid, con la participación de las personalidades más
destacadas de la vida cultural, desde músicos, a jueces, a periodistas, a
actores… Así duerante nueve meses, los que Saramago considera que se tarda en
morir. En todos se ha brindado por Saramago. Pero este ritual ya ha acabado:
Saramago ha muerto, esta es la cruda realidad, nunca más lo veremos.
El día 29 de
enero se presentó en Lanzarote la película “José y Pilar”. Una lección al esfuerzo,
a la perseverancia, en definitiva, a la lucha por el cambio. El 15 de abril con
ocasión de la entrega de premios del concurso literario “La balsa de piedra” en San Bartolomé se proyecta de nuevo.
8.- ¿Cómo fue la experiencia del rodaje de
“José y Pilar” con Miguel Gonçalves?
R) Muy buena: ellos, los cineastas, no
interfirieron en nuestra vida, nosotros tampoco en la de ellos. Al final quedó
un trabajo muy digno, bello y divertido, que cerrará el Festival de
Guadalajara, en México, el más importante del ámbito español. Todos estamos
contentos. Es una película inagural, un autor que se deja retratar. No es un
actor haciendo de Saramago, es el mismo Saramago viviendo, que no actuando, en
la película.
Y para
terminar
9.- ¿Tiene la Fundación José Saramago una
línea de trabajo relacionada con la difusión de la cultura y la promoción de la
creatividad?
R) La Fundación José Sramago tiene muchos
proyectos, pero conviene que quede claro que no es la Fundación quien lleva “A
Casa”, que son entidades distintas, ya que la Fundación es portuguesa. Esto es
una sociedad española, que ha contratado a españoles para llevar a cabo un
trabajo cultural.
10.- ¿Desea añadir algo más a la entrevista?
R) Un sueño de Saramago: que la biblioteca
albergara a escritores de todo el mundo. Estamos buscando la fórmula para poder
invitar a escritores que vengan a Lanzarote a pasar varios meses, vivan en las
dependencias que se dispongan y, como contrapartida por los meses que les
ofreceremos, sólo le pediremos que den una conferencia en Lanzarote y pongan
que el libro fue escrito, en parte, en esta isla maravillosa.
Mass Cultura agradece a la Presidenta de la Fundación Saramago su colaboración y el que
cumpla el deseo que el Premio Nobel le
confesara: “Continuarme”
A CASA (Tías, Lanzarote, 18.03.2011) |
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Citas
"Para mi la escritura es un camino espiritual" (Rosa Montero)
"Viviendo rodeados de señales, nosotros mismos somos un sistema de señales"(José Saramago)
"Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos" (Ortega y Gasset)
"Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer esta diferencia" (Epicteto)
"La ingratitud es el precio al favor inmerecido" (Ignacio Manuel Altamirano)
"Se viaja para contemplar con los propios ojos la ciudad apetecida y saborear en la realidad el encanto de lo soñado" (Marcel Proust)
"Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo"
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