Camino de Letras con Syra

El día 8 de junio he recibido una inolvidable sorpresa. Mi amiga Alicia, una artista con mayúsculas, me ha hecho un regalo inmenso: un retrato de mi hijo a técnica sanguina y una dedicatoria que es una muestra del gran cariño y sabiduría que siempre desprende a los demás.

  "Para Eduardo Luis de su tita Alicia en recuerdo al retrato que el abuelo hubiera querido hacerle"

Si no supiéramos el contexto no podríamos comprender la profundidad de su mensaje. El abuelo se trata de mi padre y es la persona que se supone debería haber hecho un retrato a su nieto. Nunca se lo pedí porque siempre pensé que viviría mucho más.
Sin embargo me siento muy afortunada porque alguien sensible al arte intuyó que ese retrato simbolizaba mucho más que un rostro infantil. Ese retrato era sencillamente la prueba de que hay vida después de la muerte y que ese don que tienen los artistas debe perpetuarse y crecer. Sus obras nos acercan a  la belleza o al recuerdo de los seres queridos inmortalizados gracias a los dedos ágiles de unos cuantos elegidos. Sí, unos cuantos; porque no todos los artistas son capaces de transmitir con tal perfección la bondad de la expresión, la luz o el amor que desprenden unos ojos que al mirarlos coinciden con los nuestros y nos hacen sentir en compañía volviendo al pasado feliz.
Gracias por confirmar que el trabajo del artista no es en vano. Representa mucho para el que lo interpreta desde el alma. Gracias Alicia por tanta generosidad.