Camino de Letras con Syra

Un poema escrito en la madrugada del 29 de marzo de 2008, día en el que mi padre Luis Jiménez-Pajarero Sánchez, artista pintor-poeta, falleció en la pequeña localidad de Arenas de San Pedro, Ávila, al abrigo de la Sierra de Gredos.
ELEGÍA
Un merecido homenaje a un hombre, un padre, un artista que vivió siempre en búsqueda de lo que más ansiaba, su libertad, su conocimiento de parajes nuevos e interesantes para pintar, su inspiración en la creación de poemas y cuentos, llenos de sentimiento, veracidad e ironía.
A nuestro padre, que luchó ante los avatares de la vida con energía y decisión, pero sin perder su sentido positivo y su humor característico.
A nuestro padre, que renunció a llevar una existencia corriente, aburrida y materialista y se alejó por voluntad propia de los tópicos y familia, saltándose las normas establecidas por la sociedad actual.
A nuestro padre, que nos enseñó a interpretar el arte a través de su mirada plasmada en sutil y ágil pincelada en el lienzo.
A nuestro padre, que nos inculcó el amor por los animales, la naturaleza y la música, sustituyéndolos por la superficialidad de las gentes.
A nuestro padre, el pintor-poeta, incansable emprendedor de aventuras quijotescas, vencedor de encrucijadas imposibles, acompañado sólo de su fiel Rocinante y hasta el final, retando al tiempo, terco a la edad, su pelo, todavía muy negro.
A nuestro padre, que eligió retirarse a la acogedora población de Arenas de San Pedro, donde HOY 29 de marzo de 2008, se le ha apagado la vida de manera rápida y certera, como él deseaba, sin agonía.
A nuestro padre, al cual todavía le quedaban muchos sueños que cumplir, entre ellos, publicar un libro, pero ya truncados por su repentina muerte, que nos ha sumido en desconcierto y honda tristeza.
A nuestro padre, al cual le agradecemos el privilegio que nos ha otorgado con su legado artístico. Con él lo sentiremos siempre cerca, viendo la belleza de sus cuadros, leyendo sus reflexiones y pensamientos.
Gracias papá. Sigue con tu vocación, vitalidad y optimismo en tu nuevo destino, el rencuentro con tus seres queridos, y sobre todo, tu gran musa, tu madre. ¡Cuán afortunados son de recibirte!