"Marina" - Carlos Ruíz Zafón
domingo, septiembre 09, 2012
El día 18 de junio, festividad de Santa Marina, crucé por la Vía Medular en Arrecife a la altura de la Librería Lanzarote y me fijé en su escaparate. Desde pequeña me ha fascinado contemplar la exposición casi mágica de los libros que, sugerentes, te invitan a imaginar sus historias inspirándonos en su portada y título.
Ese lunes quería llevarle un regalo a mi hija Marina. Habíamos celebrado por la mañana el segundo aniversario del fallecimiento de José Saramago en su biblioteca de Tías. Todavía recordaba con emoción la Jornada de Puertas Abiertas y la lectura en voz alta de “Claraboya”. Una novela que nos había transportado a la ciudad lisboeta de los años 40 y a la madurez de un joven escritor. Leer, leer, leer, leer. ¡Qué buen consejo para el que también sueña algún con escribir una novela! El amor por los libros del Premio Nobel está latente igual que el mío. Me gusta sentirlos y tocarlos.
A primeros de junio, durante la celebración de la LXXI Feria del Libro de Madrid, tuve la oportunidad de estar cerca de varios autores y entre ellos Carlos Ruiz Zafón. Recordaba una de sus entrevistas explicando que tenía especial cariño por la novela de carácter juvenil “Marina” (1992) y que probablemente sería ya la última de este género que escribiría. Era la historia que había precedido a “La sombra del viento”, la cual leí en agosto de 2004. Pensé que la onomástica de mi hija era la excusa perfecta para hacernos con otro libro más que formaría parte con agrado de nuestra humilde biblioteca familiar.
Pasaron unos días y como mi hija estaba inmersa en la lectura de la segunda novela de Hipólito Sánchez Morejón “Mi amigo Thomas” le pedí permiso para iniciarla ya que cada vez que la veía en su mesilla de noche me atraía como un imán. La primera frase me invitó a descubrir su contenido:
“sólo recordamos lo que nunca sucedió”
Es la ciudad de Barcelona en los años 80 la elegida como escenario de la historia cuyos protagonistas principales son Óscar Drai, estudiante, la joven Marina que escribe un diario y su padre Germán Blau. La barriada de Sarriá es todavía testigo con sus palacetes de ostentosos pasados. Y en uno de ellos vive el pintor Germán y su hija en compañía de su gato, Kafka. Destacan los retratos de su mujer fallecida que confirman su belleza y el parecido con Marina. Óscar sustrae un reloj de la vivienda con la dedicatoria:
“Para Germán, en quien habla la luz” (19 enero 1964)
Lo devolverá, arrepentido de su error. Este hecho originará una relación con padre e hija. Desde entonces Óscar y Marina compartirán muchas vivencias tanto de familia: desayunos, visitas al médico como las misteriosas que se irán sucediendo tras el hallazgo de un álbum de fotos en un invernadero que cambiará sus vidas.
Una enigmática dama con una mariposa negra que visita una tumba sin nombre en el cementerio de Sarriá y su cercenada historia de amor con Mijail Kolvenik dan las claves de esta ingeniosa trama. Amigos de Kolvenik como Joan Shelley, un viejo médico, confirman que era un hombre carismático y brillante. Enamorado de una cantante del Teatro Real, Eva Irinova, habían fijado la fecha de la boda el 24 de junio de 1935 en la catedral de Barcelona. Un lamentable suceso acaecido en las inmediaciones les cambió su destino. El antiguo representante de la joven, Sergei Lazunow, le lanzó un ácido a la novia en el rostro que la transformó en un monstruo confinada a no salir nunca más de su casa, la mansión inacabada del parque Güell. En diciembre de 1948 un incendio acabó con su hogar. Ambos cuerpos fueron encontrados abrazados y carbonizados.
El inspector de policía, Víctor Florián, les relatará a Óscar y Marina que este asunto ya había destruido varias vidas aconsejándoles que se alejaran del alcantarillado. Ellos insistirán y averiguarán que realmente ni Eva ni Mijail habían muerto en aquel incendio. La dama de la mariposa negra era la desfigurada cantante quien les contará que Mijail había nacido en los túneles de Praga el último día del s. XX con una terrible enfermedad ya que sus huesos no se solidificaban. Al morir su madre de neumonía fue adoptado por el cirujano Antonin Kolvenik del que recibió educación, hogar y nombre durante 10 años. Tras el fallecimiento de su protector Mijail perdió la razón. Y así aparecen más datos como el nacimiento de una hija, María, que se quedará con el doctor Shelley y descrubrirá que ha heredado la locura del padre, el misterio del frasco con un líquido color esmeralda…
Los meses avanzan y con ellos la enfermedad que Óscar descubrirá padece Marina y no su padre. Germán le confesará que es la misma que por desgracia se llevó a su mujer. En el hospital San Pablo Marina le enseñará a Óscar el libro con las páginas en blanco predestinado a contener la historia de Kolvenik y Eva Irinova. Óscar empezará a realizar los dibujos de la catedral con la que su amiga soñaba mientras ella redactará las vivencias de ambos,
Cuando los médicos no pudieron hacer nada más por Marina, Germán y Óscar la trasladan a su casa. Allí se apagará lentamente. Quince años después Óscar regresará y sabrá del derribo del caserón de Sarriá. Irá al lugar en el que esparcieron las cenizas de Marina y cumplirá su promesa de finalizar la historia en las páginas del libro blanco que siempre le había acompañado con un sentimiento muy especial.
"Todos tenemos un secreto encerrado bajo llave en el ático del alma. Éste es el mío"
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