El olvido que seremos - Héctor Abad Faciolince
viernes, junio 21, 2013
El deseo de leer “El olvido que seremos” de Héctor Abad
Faciolince (Medellín -Colombia) se acrecentaba las últimas semanas. Conocí a su
autor con motivo del encuentro “Conversaciones literarias” que tuvo lugar en el
Hotel Formentor, isla de Mallorca, del 10 al 12 septiembre 2010.
Héctor participó en el
debate “El ensimismado laberinto de la memoria” junto a Sergio Ramírez, Juan Gabriel Vásquez, Juan Cruz y Patricio
Pron. En su intervención incidió en comparar al escritor y poeta con un
sismógrafo que vibra con una historia que sucede en las Antípodas aunque sean
incapaces de actuar ante una tragedia.
Aunque estaba de
vacaciones con la familia en la bahía de Pollença no dudé en desplazarme y en
nombre de Mass Cultura asistir a todos sus coloquios y homenajes (Miguel
Delibes y José Saramago) con la intención de escribir una completa crónica de
tan relevante acto.
Saludé a Pilar del Río, mujer del Premio Nobel de Literatura, y le entregué el primer número de la
revista en cuya portada aparecía Doña Inés, la cocinera de Haría, y en su
interior imágenes de José Saramago en compañía de Susan Sontag y doña Inés tras
un sabrosísimo almuerzo (según palabras del Premio Nobel) un 11 de mayo del año 1996.
Al regresar a Lanzarote
en una tertulia organizada por la librería Tías, de la calle Libertad, se eligió este libro. Se explicó que estaba basada en el padre del escritor y su injusta muerte. Surgió un
viaje y pensé que era mejor en ese momento no leerlo, quizá no estaba preparada
todavía. Mi padre había muerto dos años antes y tenía muy presente su ausencia.
El 23 de abril supe que
era la fecha indicada. Veo su dedicatoria:
“A Alberto Aguirre y
Carlos Gaviria, sobrevivientes”
Y una entrañable cita:
“Y por amor a la
memoria llevo sobre mi cara la cara de mi padre” Yehuda Amijai
Desde la primera página
el estilo de Héctor Abad tan sincero, respetuoso y, sobre todo, tan desbordante de
cariño por su padre se me quedó grabado muy hondo. En su caso habían pasado 20
años y recordaba con todo detalle cada unos de los hechos sucedidos hasta el
fatídico día, 25 de agosto, en el que su padre es asesinado.
Todas las referencias a
“su papá” son entrañables. Desde los títulos como “Un
niño de la mano de su padre” hasta las confesiones en las que define a la
figura paterna como ese ángel protector y liberador que todos anhelamos. Un profesor liberal,
defensor de los derechos humanos, compasivo y generoso. Desde que era pequeño
Héctor percibe la confianza que su padre le manifiesta además de ese exagerado
amor, con sonoros besos y grandes abrazos que le hacen más fuerte. Un carácter
alegre que inundaba el hogar al atravesar su umbral. Pensaba que “Mimar a los
hijos es el mejor sistema educativo”. Señala con humor que siempre ha
convivido con muchas mujeres: 5 hermanas, su madre, servicio, colegio de monjas…
Sus recuerdos infantiles
están marcados por la alegría y la sensación de bienestar que confiere el estar
con los tuyos: anécdotas con su abuelito Antonio, estancias en la hacienda La
Inés, su contacto con los animales (ordeñando, montando a caballo) y la
naturaleza; también conoce el sufrimiento en los demás cuando acompaña a
su padre en sus visitas médicas.
Resalta asimismo la
capacidad emprendedora de su madre que había permitido que la familia viviera
desahogadamente siendo además la oficina punto de partida de su aprendizaje
en la redacción de cartas. La describe como tolerante, vital, alegre, liberal
aunque debía aparentar ante la sociedad y ocultarlo.
Héctor Abad Gómez e hijo |
Otra de las
características fundamentales de su padre es la figura de orientador en sus
lecturas como “The Story of Art” (Ernst Gombrich), poseedor de una amplia
biblioteca que le liberaban mentalmente.
Para Héctor niño eran incomprensibles los largos viajes de su padre (Manila, Kuala-Lumpur, Los Ángeles) originados por motivos ideológicos, a pesar de predicar la tolerancia y el "mesoismo" (defensa del justo medio, antidogmatismo y negociación). La evocación de su reencuentro en el aeropuerto es una máxima de felicidad.
Compara los caracteres opuestos y complementarios de sus padres (él: agnóstico, iluminismo filosófico, odiaba el dinero, materialista en lo ultraterreno espiritual; ella: casi mística, realista, creyente, resolutiva).
Con cariño describe la nula habilidad del padre en tareas mecánicas, deportes, cocina, en definitiva, un exceso de sensibilidad que le impedía ejercer la medicina dedicándose a ella desde un punto de vista científico. Cita la música como su mejor medicina para los momentos de desconsuelo o decepción. Leía poesía en inglés, francés y español. Para los hijos fue la imagen de la familia feliz. En la Biblioteca experimentaba los efectos benéficos de la música y la lectura, una estancia de transformaciones. La vida transcurría como una rutina placentera (veranos con primos en Cartagena). Será también su padre quien le acerque a la muerte haciéndole presenciar una autopsia.
Destaca la tolerancia y gran confianza que depositaron siempre en él comprendiéndole aunque cambiara de estudios, lo expulsaran de la Universidad, estuviera desempleado o se fuera a vivir sin casarse con su primera mujer.
Compara los caracteres opuestos y complementarios de sus padres (él: agnóstico, iluminismo filosófico, odiaba el dinero, materialista en lo ultraterreno espiritual; ella: casi mística, realista, creyente, resolutiva).
Con cariño describe la nula habilidad del padre en tareas mecánicas, deportes, cocina, en definitiva, un exceso de sensibilidad que le impedía ejercer la medicina dedicándose a ella desde un punto de vista científico. Cita la música como su mejor medicina para los momentos de desconsuelo o decepción. Leía poesía en inglés, francés y español. Para los hijos fue la imagen de la familia feliz. En la Biblioteca experimentaba los efectos benéficos de la música y la lectura, una estancia de transformaciones. La vida transcurría como una rutina placentera (veranos con primos en Cartagena). Será también su padre quien le acerque a la muerte haciéndole presenciar una autopsia.
Destaca la tolerancia y gran confianza que depositaron siempre en él comprendiéndole aunque cambiara de estudios, lo expulsaran de la Universidad, estuviera desempleado o se fuera a vivir sin casarse con su primera mujer.
Sin embargo sucedió un hecho que partió en dos la historia de su casa: la muerte de su hermana Marta Cecilia un 13 de diciembre de 1972. A pesar de haberla llevado a los mejores médicos a Estados Unidos no pudieron combatir el cáncer de piel. Una niña que desde pequeña destacó por su talento musical e inteligencia. Una absurda tragedia sin sentido para la que no vale ningún consuelo. Quince años más tarde la familia volvería a vivir una amarga experiencia con el asesinato de su padre.
Un gran recuerdo es para Héctor la etapa en la que su padre fue nombrado Consejero Cultural en la Embajada de México. Tenía 19 años y era la 1ª vez que salía del país. Tuvo la oportunidad de leer con total libertad en la biblioteca de un amigo durante 9 meses que duró su estancia. Su padre le permitió que la pasara dedicándose a la lectura sin presión alguna y asistiendo a talleres literarios. Meses lentos, de ocio, abulia y felicidad con la lectura de los 7 volúmenes de la Recherche, de Proust, y "En busca del tiempo perdido".
En 1982 su padre fue jubilado, hecho que le dolió muchísimo pues estaba en plenas facultades mentales. Se dedicó entonces más a la familia, los amigos y a cultivar rosas. Hasta 1987 trabajó en el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Antioquia. El 11 de agosto escribió un comunicado "Por la defensa de la vida y de la Universidad", en el último mes habían matado a 5 estudiantes y 3 profesores de distintas facultades. Sus denuncias valientes y claras producían furia en el Ejército y en algunos funcionarios del Gobierno, siempre con acento humanista, emocionado y vibrante. El lunes 24 de agosto lo llamaron muy temprano de una emisora de radio y le advirtieron de que su nombre estaba en una lista de personas amenazadas en Medellín. Al día siguiente asesinaron al presidente del gremio de maestros de Antioquia, Luis Felipe Vélez, en la puerta de la sede del sindicato. Una mujer gruesa le sugirió que fuera allí a rendirle su último homenaje.
Héctor había tenido una entrevista con un profesor y se sentía algo decepcionado. Su padre le diría la última frase de su vida:
"El olvido que seremos"
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán, y que es ahora,
todos los hombres, y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte, y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del Cielo
esta meditación es un consuelo.
Se llevan el cuerpo y la familia encuentra en su mesa de despacho un sobre cerrado con el último artículo para el Mundo ¿De dónde proviene la violencia?
Héctor escribe este libro en la plácida finca de La Inés, levantada por su familia, y confiesa que necesitaba contar esta historia. Sus asesinos siguen libres y cada vez son más poderosos, no los puede combatir pero sí a través de la palabra decir la verdad y declarar la injusticia. Han pasado 20 años. No pudo escribirlo antes pues el recuerdo lo conmovía demasiado. Aprendió de su padre algo que los asesinos no saben hacer:
Un gran recuerdo es para Héctor la etapa en la que su padre fue nombrado Consejero Cultural en la Embajada de México. Tenía 19 años y era la 1ª vez que salía del país. Tuvo la oportunidad de leer con total libertad en la biblioteca de un amigo durante 9 meses que duró su estancia. Su padre le permitió que la pasara dedicándose a la lectura sin presión alguna y asistiendo a talleres literarios. Meses lentos, de ocio, abulia y felicidad con la lectura de los 7 volúmenes de la Recherche, de Proust, y "En busca del tiempo perdido".
En 1982 su padre fue jubilado, hecho que le dolió muchísimo pues estaba en plenas facultades mentales. Se dedicó entonces más a la familia, los amigos y a cultivar rosas. Hasta 1987 trabajó en el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Antioquia. El 11 de agosto escribió un comunicado "Por la defensa de la vida y de la Universidad", en el último mes habían matado a 5 estudiantes y 3 profesores de distintas facultades. Sus denuncias valientes y claras producían furia en el Ejército y en algunos funcionarios del Gobierno, siempre con acento humanista, emocionado y vibrante. El lunes 24 de agosto lo llamaron muy temprano de una emisora de radio y le advirtieron de que su nombre estaba en una lista de personas amenazadas en Medellín. Al día siguiente asesinaron al presidente del gremio de maestros de Antioquia, Luis Felipe Vélez, en la puerta de la sede del sindicato. Una mujer gruesa le sugirió que fuera allí a rendirle su último homenaje.
Héctor había tenido una entrevista con un profesor y se sentía algo decepcionado. Su padre le diría la última frase de su vida:
"Tranquilo, mi amor, ya verás que algún día serán ellos los que te llamen a ti"
Minutos después sería asesinado en la casa del sindicato y también su discípulo Leonardo Betancur. Entre los papeles de sus bolsillos el epitafio de Borges:"El olvido que seremos"
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán, y que es ahora,
todos los hombres, y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte, y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del Cielo
esta meditación es un consuelo.
Se llevan el cuerpo y la familia encuentra en su mesa de despacho un sobre cerrado con el último artículo para el Mundo ¿De dónde proviene la violencia?
Héctor escribe este libro en la plácida finca de La Inés, levantada por su familia, y confiesa que necesitaba contar esta historia. Sus asesinos siguen libres y cada vez son más poderosos, no los puede combatir pero sí a través de la palabra decir la verdad y declarar la injusticia. Han pasado 20 años. No pudo escribirlo antes pues el recuerdo lo conmovía demasiado. Aprendió de su padre algo que los asesinos no saben hacer:
"A poner en palabras la verdad, para que ésta dure más que su mentira"
Homenaje a la memoria y a la vida de un padre ejemplar
Labels:Literatura
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(Atom)
Buscar en este blog
Vistas de página en total
Seguidores de Facebook
Temas
- Arte (44)
- Cine (8)
- Creatividad (7)
- Deporte (1)
- Diario de Syra (1)
- Educación (86)
- Entrevistas (5)
- Filosofía (6)
- Fotografía (9)
- Gastronomía (17)
- Historia y Ciencia (5)
- Intervenciones en Radio (10)
- José Saramago (46)
- Literatura (208)
- Literatura juvenil (14)
- Medio Ambiente (9)
- Moda (1)
- Música (23)
- Narrativa - Relatos Syra (26)
- Opinión (1)
- Poesía (72)
- Resúmenes novelas (4)
- Sociedad (43)
- Turismo (131)
Citas
"Para mi la escritura es un camino espiritual" (Rosa Montero)
"Viviendo rodeados de señales, nosotros mismos somos un sistema de señales"(José Saramago)
"Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos" (Ortega y Gasset)
"Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer esta diferencia" (Epicteto)
"La ingratitud es el precio al favor inmerecido" (Ignacio Manuel Altamirano)
"Se viaja para contemplar con los propios ojos la ciudad apetecida y saborear en la realidad el encanto de lo soñado" (Marcel Proust)
"Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo"
Comentarios
Archivo del blog
-
►
2024
(29)
- ► septiembre (2)
-
►
2023
(30)
- ► septiembre (3)
-
►
2022
(39)
- ► septiembre (4)
-
►
2021
(24)
- ► septiembre (3)
-
►
2020
(29)
- ► septiembre (1)
-
►
2019
(25)
- ► septiembre (1)
-
►
2018
(25)
- ► septiembre (2)
-
►
2017
(18)
- ► septiembre (1)
-
►
2016
(21)
- ► septiembre (1)
-
►
2015
(37)
- ► septiembre (2)
-
►
2014
(52)
- ► septiembre (2)
-
▼
2013
(81)
- ► septiembre (6)
-
▼
junio
(8)
- Dúo Cassadó en Lanzarote
- Casa de la Cultura Benito Pérez Armas (Yaiza)
- Exposición RENACER - Alicia Merino García
- A VIVIR - Cortometraje La Botica Audiovisual
- XVIII Feria del Libro de Lanzarote - Arrecife
- El olvido que seremos - Héctor Abad Faciolince
- Salón Internacional del Libro Africano (SILA) en Y...
- Juan Brito - Hijo Predilecto de Lanzarote 2013
-
►
2012
(135)
- ► septiembre (8)
-
►
2011
(95)
- ► septiembre (5)
-
►
2010
(48)
- ► septiembre (4)
-
►
2009
(18)
- ► septiembre (2)
De Interés
- Ayuntamiento de Haría
- Clara Sánchez
- Conversaciones literarias en Formentor
- Diario La voz de Lanzarote
- Fundación César Manrique
- Fundación José Manuel Caballero Bonald
- Fundación Saramago
- Memoria de Lanzarote
- Ministerio de Cultura
- Página Oficial Pintor Jiménez-Pajarero
- San Bartolome
- Tías
- Turismo en Fuerteventura
- Turismo Lanzarote
0 comments:
Publicar un comentario