El balcón en invierno - Luis Landero
lunes, julio 06, 2015
Una narración sincera en la que el autor describe cómo fue acercándose a lo que se convertiría definitivamente en su pasión y medio de vida: el difícil oficio de escribir. Un niño perteneciente a una familia de labradores en Alburquerque (Extremadura) y criado en un hogar sin libros donde el trabajo era lo esencial para sobrevivir. Su padre quería que llegara a ser abogado por lo que se trasladaron a vivir a Madrid. Allí compran un piso en el barrio de la Prosperidad siendo internado con 8 años en un colegio de curas. A los 14 años, al darse cuenta de que no rendía en sus estudios, su padre le buscó un puesto en una tienda de ultramarinos de la que le despedirían por realizar pequeños hurtos; deseaba que su madre y hermana probaran los productos tan exquisitos que allí se vendían y no le llamaran trolero. Le seguiría una tarea mucho más dura, la de mecánico en un taller de coches hasta que descubrieron que ocultaba el pago del salario. La paliza que le dio su padre le hizo reflexionar y decidió ser un hombre de provecho.
El primer libro que el niño Landero vio en casa fue "El calvario de una obrera" pero con el que mantuvo un singular idilio sería "Las mil mejores poesías de la lengua castellana" de Gustavo Adolfo Bécquer. Una época feliz en la que la poesía le hizo fuerte asignándole un lugar en el mundo. Tras varios desencuentros laborales y la muerte de su padre, acaedida el 25 de mayo de 1964, reanuda su formación de bachiller, trabajando por la mañana de oficinista y estudiando en una academia nocturna.
Al no contar con amigos cultos ni relacionarse con gente aficionada a los libros su educación literaria hasta los 21 años es muy básica. En 1969 se compra un libro anhelado "El criterio. Seguido de la historia de la filosofía" de Balmes, la llave que abriría su futuro hacia una nueva edad.
De la mano de su amigo Paco se inicia en la música y aprende a tocar la guitarra, compaginándola con la oficina y los estudios. Su madre, resignada, mientras cosía incansablemente le dirá:
- Mira, haz lo que más te guste y que sea lo que Dios quiera -
El sueño se esfumó cuando Paco se casa con su hermana y se va a vivir al campo olvidándose por completo de los proyectos de la guitarra. Este hecho le hará retomar aún com más fuerza el deseo de aprender y lo hará de la mano de un profesor de literaratura, con gran vocación de enseñar, que sabrá guiarle en la lectura de la prosa dejándole libros imprescindibles. Borges, Valle-Inclán, García Márquez, Melville, Kafka.
"El balcón en invierno"(Tusquets, 2014) confirma que los mejores y más seguros escondrijos los poseen los libros, en ellos reside nuestro refugio y placer, esa ensoñación de un lugar secreto. Es también el relato del encuentro del sentido de la vida en el oscuro y errático devenir de los años de su autor. En tan solo 6 meses Luis Landero escribe una narración transparente y sencilla de su infancia, caótica adolescencia y descubrimiento del canon literario. Mantiene vivo el recuerdo de la naturaleza envuelta en un halo de belleza, de historia y de misterio, en el que la finca de Valdeborrachos, construida por su abuelo Luis, será siempre el lugar más bonito del mundo. La época de verano junto a familiares y los largos coloquios en los que daban mil vueltas a las cosas al calor de la lumbre son un capítulo protagonista de su niñez como los saberes aprendidos de los labios de sus mayores.
Luis Landero (1948, Badajoz) |
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"Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo"
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