Adiós, pequeño (Máximo Huerta)
Editorial Planeta |
Se trata de un libro hecho de
recuerdos inspirados en su mayoría al cuidado de su madre, Clara, una mujer
octogenaria, con una degeneración en el ojo izquierdo y un tumor en la cabeza, que
le obligará a seguir un tratamiento de quimioterapia. Su aliciente vital es la
compañía de su hijo en este doloroso proceso que le transmite seguridad y sosiego.
El relato de Máximo Huerta está
plagado de momentos tristes igual que su inicio en el que confiesa que el hecho de no haber nacido hubiera sido mejor para sus padres. La relación descrita no es de amor sino de resignación ante una existencia marcada por las ausencias del padre, cuyo entorno habitual era los bares de Buñuel. A veces lo
acompañaba a ese lugar aburrido para un niño cargado de humo y alcohol; otras se quedaba en el hogar carente de sus caricias y besos.
La novela es un repaso de la vida
de su autor en el que se entrelazan hechos de su infancia, adolescencia,
madurez y situación actual. El motivo de escribir no es sólo conservar la
memoria familiar sino despedirse definitivamente del niño que lleva dentro.
Siendo hijo único se plantea dónde irán precisamente todos los recuerdos de su
casa del pueblo, tales como las fotos y demás enseres que, intuye, acabarán siendo
bártulos en un futuro.
El escritor rinde homenaje en “Adiós,
pequeño” a sus abuelos paternos (Irene y Victoriano) y a su abuela materna Lucía.
También le sirve para reconciliarse con el pasado. Es cierto que no se puede
borrar, pero sí pintarlo, inventarlo y aligerarlo de peso, sobre todo, del
originado por su padre. Asimismo, confiesa que los tiempos felices no
existieron. Su madre en sus costuras y él en sus lecturas. Tras la muerte de su
padre cumplirá su voluntad de arrojar las cenizas en el mar. Para evitar que las raíces desaparezcan grabará su nombre en la lápida blanca del panteón de su familia paterna, en el cementerio de Utiel.
La nota de cariño es doña Leo, la fiel mascota de Máximo Huerta que proporciona el oportuno consuelo a todo el que lo
necesita, así como las continuas referencias a su madre, al tacto de sus manos
y a su labor abnegada de cuidador, sufriendo sus miedos como los propios, sus
rabias, sus enfados y el terror a morir. Por encima de todo las cotidianeidades
maternales: la máquina Singer como fondo musical eterno, la del beso al llegar
de la escuela, los dulces de limón, el chocolate de media tarde o el olor a
limpio.
Es evidente el apego
que el autor siente por su pueblo, Buñol. En caminata es sin duda hermoso. Paseando le afloran multitud de pensamientos ¿cómo podría uno volver a existir?
¿Qué haríamos sin los errores? ¿Se puede olvidar? Desde luego Máximo Huerta
recuerda con claridad el frío de su infancia. La cama, las sábanas, los
pasillos, la entrada, las clases, el coche…. Y también el ligero olor a
espliego y alfábega de la calle San Luis cuya vida inundaba todo de alegría.
El autor de "Adiós, pequeño" rememora los
primeros cuentos que la hermana Teresa de Zaragoza le regaló, su sueño de haber
sido maestro y su primer vuelo de libertad a un campamento de verano en 1981. A
menudo le asaltan episodios en los que debe correr la cortina de la elipsis
porque le hacen daño. Sin embargo, sigue encontrando paisajes por descubrir
porque ahora los cruza más despacio que antes y escribiendo para no olvidar. No
obstante, posee una certeza y es que ha crecido a la sombra de la infelicidad
de su madre, habiendo sido arrastrado en su infancia por su propia tristeza.
El escritor finaliza esta novela biográfica afirmando que se ve reflejado en la frase que Ana Mª Matute pronuncia al inicio de “Paraíso Inhabitado”:
Nací cuando mis padres no se querían
Máximo Huerta
Nació en Utiel, Valencia, en
1971. Es escritor y periodista. Ha publicado las novelas “Con el amor bastaba”,
“Que sea la última vez…”, “El susurro de la caracola”, “Una tienda en París”,
“La noche soñada (con la que ganó el Premio Primavera de Novela 2014), “No me
dejes”, “La parte escondida del iceberg” y “Firmamento”. Es autor de los
relatos “El escritor”, “Elsa y el mar” y “Partir de cero”.
De los libros ilustrados “Mi lugar en el mundo eres tú”, “París será toujours París” y “Viva la Dolce Vita”. Además, en la “Intimidad improvisada” recoge sus columnas periodísticas. Ha trabajado durante años en televisión y ha colaborado en numerosos medios escritos.
Esta entrada se la dedico a mi madre, María Arias Collados. En el día de hoy, 3 de marzo 2023, se cumplen 9 años de su fallecimiento en Madrid.
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